Lo mejor de la vida
0:05Mi historia comienza el 10 de Marzo 1981. En realidad cambió toda mi vida. Fue un día que nunca olvidaré. Estrellé un avión. Y terminé en el hospital completamente paralizado.
Mi médula espinal estaba aplastada, se fracturaron mi primera y segunda vértebras cervicales, mi reflejo de tragar se destruyó, no podía comer ni beber, mi diafragma se destruyó, no podía respirar. Lo único que podía hacer era parpadear.
Los doctores, por supuesto, dijeron que toda mi vida sería como un vegetal. Lo único que podía hacer era parpadear por el resto de mi vida. Ese era el cuadro que me presentaron, pero no importaba lo que ellos pensaran. Lo más importante era lo que yo pensaba.
Me vi a mi mismo otra vez como una persona normal, caminando al salir de ese hospital. Mi mente era lo único con lo que podía trabajar en el hospital, y cuando usted tiene su mente, puede volver a poner todo en orden otra vez.
Estaba conectado a un respirador y ellos dijeron que jamás respiraría por mis propios medios otra vez porque mi diafragma estaba destruido. Pero esa pequeña voz seguía diciéndome: «Respira profundo, respira profundo».
Y finalmente me desconectaron del respirador. No encontraban explicación alguna. Yo no podía permitirme que nada se interpusiera en mi mente que me distrajera de mi meta y de mi visión. Yo establecí la meta de salir caminando del hospital para las Navidades. Esa era mi meta.
Ocho meses más tarde salí del hospital caminando con mis propios pies. Ellos dijeron que era imposible de lograr. Ese es un día que jamás olvidaré .
Morris Goodman «The Miracle Man»
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