Y es que la iglesia iraquí se ha mantenido firme durante más de dos mil años a pesar de la persecución. De hecho, ésta es una de las comunidades cristianas más antiguas del mundo.

Los cristianos de Irak son heridos, asesinados y afligidos por la violencia que sacude a su país.

Pero esto no sólo proviene de la lucha entre musulmanes Chiíes y Suníes.

Los cristianos son objetivos específicos. Para entender el significado de esto debemos mirar la historia.

Las líneas de sangre de cerca del 70 por ciento de los 150 mil cristianos iraquíes retrocede hasta los caldeos ó asirios, pueblos importantes en el viejo testamento.

Sus ancestros comenzaron adorando en Irak más de 500 años antes del nacimiento de Mahoma y el Islam.

Muchos cristianos asirios aún adoran y hablan en arameo, el antiguo lenguaje de Jesús. Pero hoy el temor está extendido por toda la iglesia iraquí. Aún en el norte de Iraq las iglesias están al límite.

En un tranquilo suburbio en la ciudad de Kirkuk, Bashir Samir Sawa está en casa con su esposo e hija.

Ahí es donde pasan casi todo su tiempo en estos días. Ella dice que el temor a ser secuestrados o atacados ha convertido su hogar en una prisión.

“No podemos ir a la iglesia a orar ni siquiera ir de compras. Tememos hacer cualquier cosa. Honestamente, somos oprimidos aquí”, explica la mujer.

La iglesia asiria en Kirkuk se mantiene como un símbolo del pasado glorioso de la comunidad. Pero el estado de las cosas actualmente es sumamente problemático para el arzobispo asirio de la ciudad, Louis Sako.

“Muchos cristianos han sido secuestrados, y también decapitaron a un sacerdote. Estamos molestos porque los iraquíes están siendo asesinados. Ahora estamos anticipando un nuevo Iraq, un nuevo país donde cada uno de nosotros pueda vivir con dignidad y libertad”, expresa Sako.

Decenas de miles de asirios y caldeos han huido a países vecinos como Siria y Jordania.

El doctor Donny George era el director del museo nacional en Bagdad hasta que se sintió obligado a abandonar Irak, según dice, por amenazas de muerte de extremistas musulmanes.

El cree que a menos que la comunidad internacional intervenga, la vida cristiana en Iraq enfrenta la extinción.

"Ya no habrá cristianos en Iraq. No habrá asirios en Iraq. Esto es algo terrible, un país donde sus pobladores originales son ahuyentados. La comunidad internacional debe hacer algo sobre esto", expresa George.