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MANILA. Una oración ecuménica pronunciada por un obispo católico, pastores protestantes y un musulmán abrió el primer discurso sobre el Estado de la Nación del recién electo presidente de Filipinas, Benigno Aquino III.

Durante su campaña presidencial, Aquino prometió acabar con la pobreza poniendo fin a la corrupción.

En línea con ese tema, Aquino expuso una serie de irregularidades supuestamente cometidas por la administración de la expresidenta Gloria Arroyo, la mayoría de las cuales se relacionan con malversación de fondos gubernamentales.

“Es tiempo de acabar con la extravagancia de las autoridades de gobierno y dejar de malgastar el dinero del pueblo”, dijo Aquino.

Dios puede salvar

Aunque la intención del discurso era dar esperanza al país, Aquino dijo saber que su administración está limitada en lo que puede hacer. El país debe buscar a un poder mayor que le ayude a resolver los problemas de la nación.

“Mi firme creencia es que nuestro destino está en las manos de Dios y de nuestro pueblo”, dijo. “Mientras nos enfocamos en inspirar la vidas de nuestros compatriotas, yo tengo una fe inquebrantable de que Dios Todopoderoso nos dará bendición y apoyo”.

“Si nos mantenemos firmes en nuestra creencia de que Dios está de nuestro lado”, agregó, “hay algo que nos sea imposible de lograr?”

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