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La noticia es la presencia

8:27

Y esa presencia representa paz, esperanza y capacidad de amar. No digo “querer” sino amar. “Querer” es un sentimiento: “Yo te quiero” igualmente podría querer a mi perro o a mi caballo.
Amar, en cambio, es un don de Dios. Quien lo recibe puede amar como nos amó Él: sin condiciones.
Le aseguro que no hay mayor regalo que este. Quien lo recibe vivirá con paz, y la esperanza dará razón y sentido a su vida.
En efecto, la lectura de hoy, dice: “Comienza el evangelio de Jesucristo Hijo de Dios”.
La Palabra “evangelio” no significa un libro que contiene la historia de Jesús. Significa “buena noticia”.
Cada vez, pues, que usted oiga la palabra “evangelio”, entienda “buena noticia”.
Cuando Marcos escribió “comienza el evangelio de Jesucristo”, todo el mundo lo entendió bien: Jesucristo es y transmite una buena noticia, una gran noticia. Y esta noticia lleva consigo para quien la descubre la superación de sus penas, y el camino válido hacia el Reino de Dios.
Es decir, que quien descubre esta noticia verdaderamente “se salvó”. No solo vive su presente con la garantía de un glorioso futuro; también lo vive acompañado de un Amigo con quien habla constantemente, y con quien puede contar para lo que sea: el propio Jesús.
Porque esencialmente la buena noticia no es un libro, sino la presencia del Hijo de Dios dentro de nosotros.
Escudriñar el evangelio sabiendo que es una noticia salvadora es la actitud que hace posible que el Señor entre en mi casa. Y esto se hace como quien busca un alfiler que se cayó: agachándose.
“He aquí que estoy a la puerta y llamo; si alguien me abre, entraré y comeremos juntos”. (Apocalipsis)
LA PREGUNTA DE HOY
¿CÓMO PREPARARME PARA CONMEMORAR LA LLEGADA DEL SEÑOR?

Una forma muy buena de hacerlo es mirando para adentro. Carl Jung afirmó: “Los que miran hacia fuera duermen, los que miran hacia dentro despiertan”.
La forma mundana de celebrar la Navidad nos invita a mirar hacia fuera. Es el cumpleaños más celebrado, y el “cumpleañero” más ignorado.
Adornos, música, comida, bebida, compras, festejos... todo nos invita a la distracción y a la superficialidad.
En su interior está el Señor. Si usted y yo miramos hacia adentro, aprenderemos a encontrarlo allí, callado, en paz, mirándonos sonreído. Esa es la buena noticia de hoy: su presencia dentro de nosotros.
Según Jean Vanier, esta es una amistad tan profunda que la llama una “mutua morada”, significando una relación tan íntima, entre dos personas que habitan una en la otra.
Miremos para adentro, y despertaremos.

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