El hombre de la lluvia
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Al cuarto día llovió. La gente volvió jubilosa de sus campos y lugares de trabajo, y se fue ante la cabaña del Hombre de la Lluvia para festejarle y preguntarle por el secreto. El les contestó:
- Yo no puedo hacer que llueva.
- Pero sin embargo llueve, -dijo la gente.
El Hombre de la Lluvia les aclaró:
- Cuando vine a vuestra aldea, vi el desorden exterior e interior. Fui a la cabaña y yo mismo me puse en orden. Cuando yo estuve en orden, vosotros también os pusisteis en orden, y cuando ya estuvisteis en orden, también la naturaleza se puso en orden y, al ponerse en orden, llovió.
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