La Vasija de barro
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Un buen día pasó por la casa de aquel hombre un artista de la ciudad que sabía mucho sobre el arte de los antiguos. Y al ver la vasija le preguntó a su dueño si quería venderla. El hombre se rió y le dijo:
-Pero
señor, ¿quién
va a querer comprar esa vasija
de barro?
El
artista le dijo: -Yo le daré
cien pesos por ella.
El
hombre se puso muy contento.
No sólo se iba a deshacer
de aquel estorbo, sino que encima
le iban a dar dinero.
Muchos días después, el hombre que vivía en las montañas tuvo que ir a la ciudad. Caminó por las calles y vio que un montón de gente hacía fila frente a una tienda, donde un hombre estaba gritando:
Muchos días después, el hombre que vivía en las montañas tuvo que ir a la ciudad. Caminó por las calles y vio que un montón de gente hacía fila frente a una tienda, donde un hombre estaba gritando:
-¡Vengan
a ver la obra de arte que acaba
de ser descubierta! Por sólo
200 pesos usted podrá
conocerla.
El
hombre pagó los 200 pesos
para ver la obra de arte que
anunciaban. Y su sorpresa fue
enorme al darse cuenta de que
era la misma vasija de barro
que él había vendido
por cien pesos.
A muchos de nosotros nos puede pasar igual que aquel hombre de las montañas: que de tanto ver las cosas no sabemos apreciar lo valioso que tenemos a la par.
A muchos de nosotros nos puede pasar igual que aquel hombre de las montañas: que de tanto ver las cosas no sabemos apreciar lo valioso que tenemos a la par.
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