Oraciones
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Señor, alegra el ánimo de este siervo tuyo, pues a ti dirijo mi oración .
Salmos 86, 4
HimnoRey poderoso, Dios verdadero,
que templas las vicisitudes,
ilumina el día con tu esplendor
y el mediodía con rayos de fuego.
Extingue la llama de las luchas,
apaga el calor que daña;
concede la salud a los cuerpos
y la paz auténtica al corazón.Del oficio de la sexta hora
Oración vespertinaAntes de que la luz decline,
te pedimos, oh Creador,
por tu clemencia, que nos cuides
y veles por nosotros.
Mantén alejadas las pesadillas
y los fantasmas de la noche;
ahuyenta a nuestro enemigo
y que el cuerpo quede intacto.Del breviario católicoPlegaría antigua para los enfermosTe rogamos, Ordenador, Señor, artífice del cuerpo y creador del alma;
tú que hiciste al hombre, tú que administras, gobiernas y salvas a todo el género humano, tú que reconcilias y aplacas, por bondad tuya, senos propicio, Señor; socorre y cura a todos los enfermos, y permite que se levanten los yacentes; glorifica tu santo nombre, por medio de tu único hijo, Jesucristo;
que por él te alcancen la gloria y el poder en el Espíritu Santo, ahora y por los siglos de los siglos.AménDel Eucologio de SerapiónOración por el que sufre
Oh Dios, refugio benévolo de los
que sufren, escucha la plegaría que
te dirigen quienes padecen.
Serena y reconforta a los enfermos,
a los viejos y a los moribundos.
Concede amabilidad y compasión,
ciencia y paciencia a quienes les cuidan.
Inspira en ellos gestos que alivien,
palabras que iluminen y amor que consuele.
A cambio, te encomendamos estas almas
desalentadas, laceradas por la tentación,
atormentadas por la pasión,
heridas o profanadas por la maldad de los hombres.
Pon dentro de nosotros, oh Señor, tu Espíritu de amor,
de compasión y sacrificio,
para que ayudemos de manera eficaz
a quienes hallemos por el camino.
Ayúdanos a responder a su invocación, pues es la tuya.
Amén.
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