Un minuto con Dios
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Eres creyente, tienes fe; pero es quizá más importante que reflexiones sobre las exigencias de tu fe.
Si eres creyente, eres el hombre del sí a Dios. La fe te exige vivir ese si plenamente, con todas sus consecuencias, sean éstas personales, sean de orden comunitario.
Para decir que si a Dios, tienes que dialogar con El, a fin de darle tu respuesta, ya que la fe es eso precisamente: la respuesta que el hombre da a Dios, a su Palabra, que nos es revelada.
Tu diálogo con Dios, tu oración personal es indispensable para tu vida de fe; si no oras, expones tu vida de fe; orar es para ti una necesidad vital, diaria, lo mismo que la respiración.
Primera y maravillosa exigencia de tu fe: ser en toda tu vida, con el Pueblo de los creyentes y en la intimidad de tu conciencia, el interlocutor vivó del Dios vivo.
“En el Evangelio se revela la justicia de Dios, de fe en fe, como dice la Escritura: El justo vivirá por la fe” (Rom, 1, 17).
La fe es la condición única para que la justicia de Dios se revele en nosotros.
Si eres creyente, eres el hombre del sí a Dios. La fe te exige vivir ese si plenamente, con todas sus consecuencias, sean éstas personales, sean de orden comunitario.
Para decir que si a Dios, tienes que dialogar con El, a fin de darle tu respuesta, ya que la fe es eso precisamente: la respuesta que el hombre da a Dios, a su Palabra, que nos es revelada.
Tu diálogo con Dios, tu oración personal es indispensable para tu vida de fe; si no oras, expones tu vida de fe; orar es para ti una necesidad vital, diaria, lo mismo que la respiración.
Primera y maravillosa exigencia de tu fe: ser en toda tu vida, con el Pueblo de los creyentes y en la intimidad de tu conciencia, el interlocutor vivó del Dios vivo.
“En el Evangelio se revela la justicia de Dios, de fe en fe, como dice la Escritura: El justo vivirá por la fe” (Rom, 1, 17).
La fe es la condición única para que la justicia de Dios se revele en nosotros.
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