Un minuto con Dios
0:00El equilibrio consistirá en fiarse de aquellos que han merecido tu confianza, de los que, estás moralmente seguro, no recibirás una infidelidad.
Pero mira que los demás también observarán contigo esta misma norma: se fiarán de ti, siempre y cuando tú merezcas que ellos se fíen de ti, depositen en ti su confianza; esa confianza hay que saberla ganar y conservar.
Perder la confianza de los demás, puede llegar a constituir para ti un verdadero trauma; perder tú la confianza que tienes en los otros, puede producirte no pocos sinsabores; tú recogerás lo que siembres, te darán lo que des, recibirás lo que merezcas.
Y si en algún caso no eres correspondido, siempre te quedará la satisfacción de haber sido como debías ser.
Antes que en nadie, debemos poner nuestra total y adherente confianza en el Señor, pues sabemos que El nunca nos va a fallar.
“Acerquémonos confiadamente al trono de gracia, a fin de alcanzar misericordia y hallar gracia para ser socorridos en el tiempo oportuno” (Heb, 4,16).
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