Un minuto con Dios
0:00El universo mantiene un equilibrio sujeto a las leyes señaladas por el Creador; sin ese equilibrio sobrevendría el caos y la autodestrucción, no sólo del mundo, sino también del mismo hombre.
El hombre, por el abuso de su libertad, puede alterar su equilibrio íntimo; de esa forma puede llegar a desorbitarse; el hombre altera el equilibrio; en lugar de ser hermano de todos los hombres y señor de todas las cosas, por su ambición y su egocentrismo quiere ser señor de los hombres y se hace esclavo de las cosas, que llegan a dominarle.
Así el hombre, por su afán de poseer, deja de esforzarse por ser; el hombre queda disminuido, sin identidad propia.
Solamente volviendo a ocupar el puesto que Dios le señaló podrá restablecer el equilibrio.
“Si, pues, el Hijo os da la libertad, seréis realmente libres” (Jn, 8, 36).
“Si os mantenéis fieles a mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres” (Jn, 8, 31-32).
La Palabra del Señor será la luz que te ilumine y la norma que te guíe.
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