Un minuto con Dios
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Las palabras de Dios pasan muchas veces sobre nosotros sin tocarnos.
Las palabras de Dios llaman con frecuencia a nuestro oído, siéndonos a menudo molestas.
Las palabras de Dios llegan al corazón para que meditemos sobre ellas.
Las palabras de Dios nos tocan como un rayo y nos hacen temblar.
Las palabras de Dios se graban en nuestra memoria como saetas en la carne y quedamos iluminados.
Las palabras de Dios nos cautivan y ya no hay resistencia.
Las palabras de Dios se adueñan de nosotros y somos transformados.
Por eso se ha podido afirmar que el bien mayor de la mente es el conocimiento de Dios; y a esd conocimiento podremos llegar únicamente escuchando, meditando y viviendo la palabra de Dios.
“En el principio la Palabra existia y la Palabra esta* ba con Dios y la Palabra era Dios” (Jn, 1, 1).
“El Reino de los cielos brilla ante los hombres en la palabra, en las obras y en la presencia de Cristo. La Palabra de Dios se compara a una semilla sembrada en el campo; quienes la oyen con fidelidad y se agregan a la pequeña grey de Cristo, ésos recibieron el Reino” (LG, 5).
Un Cristo soy
para la humanidad.
Piedad, acción
y estudio he de tener
cual lema fiel,
que a mi me habrá de dar
colores de la gracia
que en mi alma brillarán.
oración
plegarias del voluntariado, admitir oraciones, es mejor orar que meditar?, hay cosas dificiles que a diario se nos presentan, jesuscrieto oraciones, oraciones para orar, por quien orar
Las palabras de Dios llaman con frecuencia a nuestro oído, siéndonos a menudo molestas.
Las palabras de Dios llegan al corazón para que meditemos sobre ellas.
Las palabras de Dios nos tocan como un rayo y nos hacen temblar.
Las palabras de Dios se graban en nuestra memoria como saetas en la carne y quedamos iluminados.
Las palabras de Dios nos cautivan y ya no hay resistencia.
Las palabras de Dios se adueñan de nosotros y somos transformados.
Por eso se ha podido afirmar que el bien mayor de la mente es el conocimiento de Dios; y a esd conocimiento podremos llegar únicamente escuchando, meditando y viviendo la palabra de Dios.
“En el principio la Palabra existia y la Palabra esta* ba con Dios y la Palabra era Dios” (Jn, 1, 1).
“El Reino de los cielos brilla ante los hombres en la palabra, en las obras y en la presencia de Cristo. La Palabra de Dios se compara a una semilla sembrada en el campo; quienes la oyen con fidelidad y se agregan a la pequeña grey de Cristo, ésos recibieron el Reino” (LG, 5).
Un Cristo soy
para la humanidad.
Piedad, acción
y estudio he de tener
cual lema fiel,
que a mi me habrá de dar
colores de la gracia
que en mi alma brillarán.
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