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La paz

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Y a los juguetes bélicos, ¿les declaramos la guerra?

No podemos hacer la guerra a los considerados juguetes bélicos, pero sí que podemos plantearnos actitudes como las siguientes:

• Evitar dar a los niños juguetes que imiten la cultura de la guerra y la violencia.
• Preferir juguetes que inviten a la participación, a la colaboración, al diálogo y a la diversión compartida.
• Convencernos de que, ante un juguete bélico, es mucho más importante la actitud que el objeto en sí.



Esta claro que...

• Podremos eliminar tanques, fusiles y pistolas de juguete pero, No podremos evitar que imiten la forma de una pistola con los dedos.
• Podremos prohibir que en casa haya juguetes bélicos pero, no podremos prohibir que en casa de un amigo los haya.
• Podremos sacar de casa todos los juguetes de guerra pero, no podremos eliminar todos los palos y piedras del campo.
• Podremos regalar a los niños un juego de construcción pero, no podremos evitar que se arrojen las piezas por la cabeza.
• Podremos jugar con ellos y enseñarles a ser cooperadores pero, no lograremos que no se den un puntapié por debajo de la mesa.
• Podremos no estar de acuerdo en que los abuelos regalen una magnífica pistola de plástico pero, no podremos echar a perder el cariño entre abuelos y nietos con nuestra crítica.
• Podremos (y deberemos) crear un ambiente pacífico en casa pero, no podremos (ni deberemos) sustraerles del mundo en que viven.
• Podremos sujetarles pies y manos con violencia pero, no podremos sujetarles el corazón, si no es con la paz.

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