En los libros de hagiografía recientes, la personalidad de los ángeles se describe con mayor precisión. En primer lugar, se da una separación muy clara entre ángeles buenos y ángeles malos, en oposición entre sí. Por más que sus funciones generales no hayan cambiado, se les confían tareas especiales.

Diez mil de ellos permanecen alrededor del trono de Yhavhé, mientras que otros presiden los destinos de las naciones, o velan por los individuos. Presentan a Yhavhé las plegarias de los hombres piadosos. Tres de ellos reciben un nombre relacionado con la misión que ejercen. Rafael, “dios cura”; Gabriel, “héroe de Dios”; y sobre todo Miguel, “¿Quién como Dios?”.

A estos tres arcángeles, se les añaden otras jerarquías, tales como los Tronos, Dominaciones, Potestades, Principados y Virtudes, que junto a los Serafines, Querubines, Ángeles y Arcángeles, son las jerarquías angélicas, divididas a su vez en subjerarquías, que constituyen el origen celestial de estos “mensajeros de Dios”.

Toda esta división de ángeles, conserva su función de mensajeros divinos cerca de los hombres y generalmente a favor de éstos. El papel de malo queda reservado a Satán.

Este ejército celestial se encuentra perfectamente jerarquizado en dos categorías fundamentales:
a) los ángeles superiores, que viven cerca de Dios, conocen sus secretos, designios, celebran y comparten el reposo sabático con Dios, le acompañan siempre y le representan en la tierra. Celebran continuamente la liturgia celeste. Se encargan de comunicar a los hombres, casi a cada instante, la voluntad divina y la manera de llevarla a cabo.
b) Los ángeles inferiores juegan un modesto papel, pero muy eficaz en ayuda del hombre. Son los encargados del funcionamiento de los elementos naturales del mundo, fenómenos atmosféricos, como el viento, la nieve, escarchas, fríos, truenos, etc., cuatro miríadas de ángeles provistos de seis alas cada uno, conducen al Sol y a la Luna diariamente, según el libro apócrifo de Henoe, pero esto posiblemente es un reflejo perteneciente a antiguos mitos rabínicos.