­

Un minuto con Dios

0:00

No me cabe ninguna duda de que tú quieres ser sabio y quieres ser santo: inteligente y bueno.

Para ser inteligente y sabio, deberás estar mucho tiempo solo, estudiando, leyendo, meditando, profun­dizando en tus conocimientos; para ser santo y bueno, deberás estar con los demás, a fin de moldear tu ca­rácter y de brindarles cuanto eres y cuanto tienes; y, al mismo tiempo, necesitarás ciertos momentos de soledad para penetrar en tu interior, a fin de irte perfeccio­nando.

Y tanto para ser sabio e inteligente como para llegar a ser bueno y santo, necesitarás estar siempre con Dios, que es la verdadera Inteligencia y la Santidad por esencia.

Y si llegas a ser sabio y santo, ¿me puedes decir qué más puedes anhelar en tu vida? Ya has cumplido tu misión, ya te has realizado ante tu conciencia, ante tus prójimos y ante Dios.

No pienses ser bueno, si no te entregas a Dios incondicionalmente; no pienses ser bueno sólo porque no hagas el mal; todavía te queda mucho por hacer.

“Yo soy Yahvéh, vuestro Dios; santifícaos y sed san­tos, pues yo soy santo” (Lev, 11, 44).

Tres veces repe­timos “Santo, Santo, Santo”, es decir: santísimo es nues­tro Dios; sus hijos no podemos menos de asemejarnos al Padre, pues tenemos su misma naturaleza, que es la gracia, es decir, la santidad.

Tambien podria interesarte

0 comentarios

Popular Posts