Un minuto con Dios
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Un hombre no es verdaderamente hombre sino cuando ya aprendió a superarse cada día.
Podría ponerse como lema: Hoy más que ayer, y menos que mañana.
Nada se hace en la vida sin sacrificio, sin esfuerzo; querer llegar a ser héroe, a ser santo sin esfuerzo, es querer un imposible.
Al acero hay que templarlo, al oro hay que purificarlo en el crisol; al hombre hay que fortificarlo con el sacrificio; el sabio no llega a serlo sin prolongados estudios y el santo no alcanzará la santidad sino después de numerosos vencimientos.
No te desalientes si todavía no te sientes tan perfecto como tú quisieras; lo único que tienes que hacer es seguir con tu empeño, duplicar tu esfuerzo y tener fe: la victoria llegará.
Si confías en ti, es seguro tu fracaso; si confías en Cristof es seguro tu éxito; no por ti, sino por El.
“¡Animo! Yo he vencido al mundo” (Jn, 16, 33).
“No te dejes vencer por el mal, antes bien vence al mal con el bien” (Rom, 12, 21).
“Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida… le daré el maná escondido…” (Apoc, 2, 7-17).
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