Un minuto con Dios

0:00

El hombre de fe es una roca inconmovible, una for­taleza inexpugnable.

La fe es una luz que surge en las tinieblas; da dimensión exacta a todo y lo aromatiza con colores auténticos: los colores de la gracia.

La fe es un saber que Cristo vendrá para decir la palabra definitiva en la historia del hombre y del mundo.

Es una búsqueda continua, que alienta con sus hallazgos a seguir buscando.

La fe es una seguridad humilde y temblorosa; un sumergirse dulce y escalofriante en el regazo invisible de un gran Padre, que es Dios.

La fe es un trasplante de ojos, por el que penetra, en nuestra débil mirada, la comprensiva visión de un Dios de bondad.

Pablo VI dice: La fe vivida se transforma en luz; amada, se convierte en fuerza; meditada, se vuelve es­píritu.

No olvides: de nada te sirve tener fe si no te com­prometes con ella; y comprometerse con la fe es compro­meterse con las nuevas y honestas transformaciones del mundo de hoy.

“Vuestro adversario, el diablo, ronda como león ru­giente, buscando a quien devorar; resistidle, firmes en la fe” (I Pe, 5, 8).

Fe es fortaleza, es firmeza, es segu­ridad, es fundamento de roca inconmovible; la fe es lo único que te va a dar en la vida orientación y segu­ridad.

Tambien podria interesarte

0 comentarios

Popular Posts