Santo Domingo.- En una multitudinaria concentración del Ministerio Batalla de la Fe, de la iglesia evangélica, el pastor Ezequiel Molina planteó la necesidad de legalizar la droga, para evitar más sangre y crímenes como han hecho otros países.

Dijo que existe mucha hipocresía en este sentido, porque a los comerciantes del narcotráfico no les conviene, que una situación de simple oferta y demanda reduzca los precios de los estupefacientes. Significó al mismo tiempo que los jueces tienen miedo de condenar a los capos, porque no hay autoridades que puedan proteger a sus familiares.

“Yo me pregunto y usted también lo hará, qué vamos a hacer nosotros, que va a hacer el mundo cuando ninguno de los jueces se atreva a condenar a un capo. Los jueces les tienen miedo a los capos”, dijo. En su mensaje, en un Estadio Olímpico abarrotado de esquina a esquina, con cristianos que se arremolinaron allí bajo un sol a campo abierto, Molina extendió su mensaje a los pueblos de América y de República Dominicana, exclamando que esos jueces “tienen familia y no tienen quien los respalde”.

Dijo que hay mucha hipocresía y se preguntó si no era mejor para las sociedades legalizar “el vicio ese”, a lo que respondió él mismo, que era imposible, porque se trataba de libre oferta y demanda, ningún gobierno puede detener el flagelo.

Al mismo tiempo pidió a los políticos detener la corrupción y no engañar a su pueblo, permitiendo que elijan a sus mejores hombres.

expuso que el narcotráfico sorprende y amenaza a toda la sociedad.

“No sería menos sangriento y produciría mayor tranquilidad si ese vicio se legaliza como ya se ha hecho con otros? Sin embargo, a los empresarios del vicio no les conviene que eso se produzca porque bajarían los precios. En el documento escrito entregado a la prensa dijo que las autoridades de ningún país tienen capacidad ni voluntad para acabar con el narcotráfico.

Orden divino
Dijo que cuando sale de su país y lee sus noticias “yo creo que estoy en República Dominicana. Los mismos problemas con otros nombres y apellidos. La guerra más sangrienta y más prolongada que hayamos conocido, se llama el narcotráfico”.

También se preguntó qué pasará cuando la Policía no pueda y se declare incompetente, “porque cuando la Policía saca un arma, el ejército de narcotraficantes se burla de ellos y dicen esas son pistolitas de juguetes para nosotros”.

El pastor evangélico responsabilizó, en otro contexto, a los padres irresponsables y sinvergüenzas por la cantidad de adolescentes embarazadas y las soluciones que como el aborto buscan, una vez tienen el problema planteado.

Es por ello que conminó al pueblo de Dios y al pueblo dominicano a entrar en el orden divino de Jehová y abandonar el caos y el desorden que quieren imponer el narcotráfico y la inversión de valores.

“Hacemos un llamado al orden en el nombre del Señor. A los padres de familia, a los políticos, pues la ira de Dios está en camino contra los que abusan de su paciencia”. Pidió a los hombres de familia que sacrifiquen un poco de sus placeres y vuelvan a sus hogares a criar y formar a sus hijos.

La concentración inició pasadas la tres de la tarde y allí Molina dijo que todos los años en ese mismo lugar se libra una batalla, que todos entendieron se trata de la actividad que también celebra la Iglesia Católica y que aglomera a miles de feligreses.

CLAMOR DE ARMONÍA ENTRE RD Y HAITÍ
Uno de los renglones que el hospital Darío Contreras exhibe con mayor incremento es el de los pacientes heridos por armas de fuego que se incrementaron en 266% con relación a la misma fecha del año pasado. Durante la celebración de fin de año el hospital recibió 11 pacientes con heridas de armas de fuego, mientras en el 2008 había recibido en ese período tres pacientes.

Médicos del centro de salud señalaron que los mayores casos de pacientes que han recibido son de lesiones leves por accidentes de tránsito, pero sí muchas heridas de armas blanca y de fuego, por botellazos y pedradas. En el Darío Contreras estuvieron de turno dando servicio durante la noche de Año Nuevo seis anestesiólogos, seis emergentólogos, 10 ortopedas, tres maxilofacial, un cirujano general y dos neurocirujanos.