¿Por qué la Cruz?
2:54¿Un crucifijo colgado al cuello o tenerlo en casa, qué significa? ¿En la Biblia se menciona algo o por qué se debe usar?
"Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo  del Hombre" (Mt 24,30). La cruz es el símbolo del  cristiano, que nos enseña cuál es nuestra auténtica vocación como  seres humanos.
Hoy parecemos asistir a la desaparición progresiva del símbolo  de la cruz. Desaparece de las casas de los vivos  y de las tumbas de los muertos, y desaparece sobre  todo del corazón de muchos hombres y mujeres a quienes  molesta contemplar a un hombre clavado en la cruz. Esto  no nos debe extrañar, pues ya desde el inicio del  cristianismo San Pablo hablaba de falsos hermanos que querían abolir  la cruz: "Porque son muchos y ahora os lo digo  con lágrimas, que son enemigos de la cruz de Cristo"  (Flp 3, 18).
Unos afirman que es un símbolo maldito; otros  que no hubo tal cruz, sino que era un palo;  para muchos el Cristo de la cruz es un Cristo  impotente; hay quien enseña que Cristo no murió en la  cruz. La cruz es símbolo de humillación, derrota y muerte  para todos aquellos que ignoran el poder de Cristo para  cambiar la humillación en exaltación, la derrota en victoria, la  muerte en vida y la cruz en camino hacia la  luz.
Jesús, sabiendo el rechazo que iba producir la predicación  de la cruz, "comenzó a manifestar a sus discípulos que  Él debía ir a Jerusalén y sufrir mucho...ser matado y  resucitar al tercer día. Pedro le tomó aparte y se  puso a reprenderle: ´¡Lejos de ti, Señor, de ningún modo  te sucederá eso!´ Pero Él dijo a Pedro: ¡Quítate de  mi vista, Satanás!¡...porque tus pensamientos no son de Dios, sino  de los hombres!" (Mt 16, 21-23).
Pedro ignoraba el poder de  Cristo y no tenía fe en la resurrección, por eso  quiso apartarlo del camino que lleva a la cruz, pero  Cristo le enseña que el que se opone a la  cruz se pone de lado de Satanás.
Satanás el orgulloso y  soberbio odia la cruz porque Jesucristo, humilde y obediente, lo  venció en ella "humillándose a sí mismo, obedeciendo hasta la  muerte y muerte de cruz", y así transformo la cruz  en victoria: "...por lo cual Dios le ensalzó y le  dio un nombre que está sobre todo nombre" (Flp 2,  8-9).
Algunas personas, para confundirnos, nos preguntan: ¿Adorarías tú el cuchillo  con que mataron a tu padre?
¡Por supuesto que no!
1º. Porque  mi padre no tiene poder para convertir un símbolo de  derrota en símbolo de victoria; pero Cristo sí tiene poder.  ¿O tú no crees en el poder de la sangre  de Cristo? Si la tierra que pisó Jesús es Tierra  Santa, la cruz bañada con la sangre de Cristo, con  más razón, es Santa Cruz.
2º. No fue la cruz la  que mató a Jesús sino nuestros pecados. "Él ha sido  herido por nuestras rebeldías y molido por nuestros pecados, el  castigo que nos devuelve la paz calló sobre Él y  por sus llagas hemos sido curados". (Is 53, 5). ¿Cómo  puede ser la cruz signo maldito, si nos cura y  nos devuelve la paz?
3º. La historia de Jesús no termina  en la muerte. Cuando recordamos la cruz de Cristo, nuestra  fe y esperanza se centran en el resucitado. Por eso  para San Pablo la cruz era motivo de gloria (Gál  6, 14).
Nos enseña quiénes somos
La cruz, con sus dos maderos,  nos enseña quiénes somos y cuál es nuestra dignidad: el  madero horizontal nos muestra el sentido de nuestro caminar, al  que Jesucristo se ha unido haciéndose igual a nosotros en  todo, excepto en el pecado. ¡Somos hermanos del Señor Jesús,  hijos de un mismo Padre en el Espíritu! El madero  que soportó los brazos abiertos del Señor nos enseña a  amar a nuestros hermanos como a nosotros mismos. Y el  madero vertical nos enseña cuál es nuestro destino eterno. No  tenemos morada acá en la tierra, caminamos hacia la vida  eterna. Todos tenemos un mismo origen: la Trinidad que nos  ha creado por amor. Y un destino común: el cielo,  la vida eterna. La cruz nos enseña cuál es nuestra  real identidad.
Nos recuerda el Amor Divino
"Tanto amó Dios al mundo  que entregó a su Hijo único para que todo el  que crea en Él no perezca sino que tenga vida  eterna". (Jn 3, 16). Pero ¿cómo lo entregó? ¿No fue  acaso en la cruz? La cruz es el recuerdo de  tanto amor del Padre hacia nosotros y del amor mayor  de Cristo, quien dio la vida por sus amigos (Jn  15, 13). El demonio odia la cruz, porque nos recuerda  el amor infinito de Jesús. Lee: Gálatas 2, 20.
Signo de  nuestra reconciliación
La cruz es signo de reconciliación con Dios, con  nosotros mismos, con los humanos y con todo el orden  de la creación en medio de un mundo marcado por  la ruptura y la falta de comunión.
La señal del cristiano
Cristo,  tiene muchos falsos seguidores que lo buscan sólo por sus  milagros. Pero Él no se deja engañar, (Jn 6, 64);  por eso advirtió: "El que no toma su cruz y  me sigue no es digno de mí" (Mt 7, 13).
Objeción:  La Biblia dice:"Maldito el que cuelga del madero...".
Respuesta: Los malditos  que merecíamos la cruz por nuestros pecados éramos nosotros, pero  Cristo, el Bendito, al bañar con su sangre la cruz,  la convirtió en camino de salvación.
El ver la cruz  con fe nos salva
Jesús dijo: "como Moisés levantó a la  serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado (en  la cruz) el Hijo del hombre, para que todo el  que crea en Él tenga vida eterna" (Jn 3, 14-15).  Al ver la serpiente, los heridos de veneno mortal quedaban  curados. Al ver al crucificado, el centurión pagano se hizo  creyente; Juan, el apóstol que lo vio, se convirtió en  testigo. Lee: Juan 19, 35-37.
Fuerza de Dios
"Porque la predicación de  la cruz es locura para los que se pierden... pero  es fuerza de Dios para los que se salvan" (1  Cor 1, 18), como el centurión que reconoció el poder  de Cristo crucificado. Él ve la cruz y confiesa un  trono; ve una corona de espinas y reconoce a un  rey; ve a un hombre clavado de pies y manos  e invoca a un salvador. Por eso el Señor resucitado  no borró de su cuerpo las llagas de la cruz,  sino las mostró como señal de su victoria. Lee: Juan  20, 24-29.
Síntesis del Evangelio
San Pablo resumía el Evangelio como la  predicación de la cruz (1 Cor 1,17-18). Por eso el  Santo Padre y los grandes misioneros han predicado el Evangelio  con el crucifijo en la mano: "Así mientras los judíos  piden milagros y los griegos buscan sabiduría, nosotros predicamos a  un Cristo crucificado: escándalo para los judíos (porque para ellos  era un símbolo maldito) necedad para los gentiles (porque para  ellos era señal de fracaso), mas para los llamados un  Cristo fuerza de Dios y sabiduría de Díos" (1Cor 23-24).
Hoy  hay muchos católicos que, como los discípulos de Emaús, se  van de la Iglesia porque creen que la cruz es  derrota. A todos ellos Jesús les sale al encuentro y  les dice: ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso  y entrara así en su gloria? Lee: Lucas 24, 25-26.  La cruz es pues el camino a la gloria, el  camino a la luz. El que rechaza la cruz no  sigue a Jesús. Lee: Mateo 16, 24
Nuestra razón, dirá  Juan Pablo II, nunca va a poder vaciar el misterio  de amor que la cruz representa, pero la cruz sí  nos puede dar la respuesta última que todos los seres  humanos buscamos: «No es la sabiduría de las palabras, sino  la Palabra de la Sabiduría lo que San Pablo pone  como criterio de verdad, y a la vez, de salvación»  (JP II, Fides et ratio, 23).

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