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Se cuenta que un pequeño muchacho estaba haciendo navegar su bote en una laguna cuando este empezó a ir a la deriva. Pasó un hombre y al verlo a la deriva, comenzó a lanzar piedras hacia el otro lado del bote. El muchacho pregunto: ¿Qué esta haciendo usted?
Pero entonces sucedió algo muy interesante. Cuando las piedras golpeaban el agua del otro lado del bote, comenzaron a crear olas que impulsaron el bote hacia el muchacho. Aunque las piedras alteraron la tranquilidad del agua, obtuvieron el resultado deseado.
Así es con Dios, a veces. Cuando nos alejamos de El, a la deriva, El lanza las piedras alborotadoras más allá de nosotros, para lograr traernos de regreso a la orilla de su amor.
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