El primer paso
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                      veces nos quedan cuestiones sin resolver; a veces, cuestiones 
                      que nos atormentan durante mucho tiempo. Y si bien, en muchos 
                      casos, sabemos que la solución puede estar al alcance 
                      de la mano, no nos atrevemos a dar el primer paso en ese 
                      rumbo.
Muchas 
                      veces nos quedan cuestiones sin resolver; a veces, cuestiones 
                      que nos atormentan durante mucho tiempo. Y si bien, en muchos 
                      casos, sabemos que la solución puede estar al alcance 
                      de la mano, no nos atrevemos a dar el primer paso en ese 
                      rumbo. La pérdida de la amistad con alguien puede ser considerada, sin duda, casi una catástrofe. Y hay gente que lamenta largo tiempo, desconsoladamente, esa situación.
Y no se da cuenta de que quizás la otra persona está pasando por la misma circunstancia. Y a medida que pasa el tiempo pareciera que la reconciliación es más difícil.
Pero en realidad no hay ningún argumento que apoye seriamente esa afirmación. Quizás bastaría un simple llamado telefónico para reabrir un diálogo truncado.
Y casi con seguridad que luego vendrán las lamentaciones por todo el tiempo perdido.
¿Por qué privarnos de momentos felices?
¿Por una indecisión? ¿Por terquedad?
¿Por temor al rechazo?
¿Por... quién sabe qué argumentos carentes de sentido? . ¡No!.
No vale la pena. Enfrentemos las situaciones que nos hostigan sin importar cuando tuvieron su origen. Resolvámoslas. No dejemos asignaturas pendientes.
Tengo la sospecha de que en la mayoría de los casos la solución depende de algo muy simple.
Y... no creo equivocarme.
Graciela De Filippis
 
 
 
 
 
 


 
 
 
 
 
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