A veces, el hogar se alegra con hijos varones, en otras ocasiones solamente con varones o con mujeres. Sea como fuere, la llegada de un niño es motivo de gozo.

"Herencia de Jehová". "Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos..." (Salmo 127: 3, 5).

La Sagrada Escritura se refiere al diacono Felipe que tenía cuatro hijas profetisas (Hechos, 21: 9). ¡Cuántas satisfacciones habrán deparado a sus piadosos padres!

En el Antiguo Testamento se habla de un hombre llamado Zelofehad que tenía cinco hijas: Maala, Noa, Hogla, Milca y Tirsa (Números, 36: 11). Pero hay otro hombre que, en cuando a tener hijas, fue un campeón; más aún, campeonísimo. ¿Habrá tenido diez hijas? No; más. ¿Veinte? Mas. ¿Treinta? No tengan miedo, sigan subiendo. ¿Acaso cuarenta? A esta altura estarán pensando: "¡Esto es el colmo!". ¿Serán cincuenta? Más. ¿Sesenta? Sí, este hombre tuvo 60 hijas. Además tuvo 28 varones. Total: ¡¡ 88 hijos !! Naturalmente estos hijos no podían nacer de una sola esposa. Este prolífico padre "enamoró" a 18 esposas y 60 concubinas, que le dieron los 88 hijos. ¿Quién fue ese campeón? Se trata del rey Roboam, hijo de Salomón. Se ve que aprendió mucho de su padre, quien tuvo 1.000 mujeres (*).

Lo antedicho está registrado en la Santa Biblia: "Pero Roboam amó a Maaca, hija de Absalóm sobre todas sus mujeres y concubinas, porque tomó 18 mujeres y 60 concubinas, y engendró 28 hijos y 60 hijas" (2ª Crónicas, 11: 21).

(*) Queremos aclarar que Dios nunca aprobó la poligamia, ni la conducta desordenada. Las consecuencias de estas prácticas han sido y son nefastas para el hogar, los hijos y la sociedad. Pero la Biblia registra todas las acciones de los hombre, incluso las negativas, para nuestra advertencia.