El Amor tiene espíritu de servicio

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La mentalidad del mundo jamás entenderá ni aceptará este llamado. Un siervo es el que acepta y reconoce que está subordinado a quienes sirve, uno que está dispuesto a renunciar las honras que otros le rindan.
Jesús dice que quienes aceptan servirle —o sea, servir a otros en su nombre — serán honrados por el Padre celestial.

¡Un verdadero servidor, será finalmente honrado por aquel a quien sirve y a quien le ha prometido honra por ese servicio!

¡Si nosotros seguimos y servimos a nuestro Rey, en ese acto de servicio somos elevados a un lugar de honor!
Mateo 8:5–11
El tema de la sumisión y la autoridad en el hogar ha sido motivo de mucha discusión, controversia y abuso. Al analizar este tema, sin embargo, debemos tener dos puntos en mente:

Primero, la intención original de Dios para la familia, según se ve con la primera pareja, fue que gobernaran la tierra en unidad como socios: eran una carne y todo lo compartían mutuamente en toda manera. Pero esto no pudo seguir así, por causa del pecado.

Segundo, Dios le dio la autoridad al esposo,  pero esto no debe convertirse en excusa para abusar de ella; ni para que la esposa deje de cumplir  sus responsabilidades. Muchos abusos de autoridad se producen porque algunas mujeres rehúsan usar la sabiduría y capacidades que Dios les dio.

Nuestras relaciones en el matrimonio deben ser de amor, confianza, desinterés y solicitud del uno por el otro.
Dicho con otras palabras, Pablo exhorta a que nos relacionemos entre sí,  como Jesús se relaciona con el Padre y con nosotros. Esposo, mantén una actitud desinteresada y solícita en tus relaciones familiares. Comprende que esto pondrá en evidencia que Cristo reina en tu hogar.

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