Un minuto con Dios
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Si eres padre o madre de familia, estoy seguro de que estás dispuesto a morir, por tus propios hijos: prefieres sufrir tú y que no sufran ellos, morir tú y que ellos vivan. ¿Verdad que no me equivoco?
Pues bien, solamente quiero decirte hoy que es mucho más fácil morir en un acto de heroísmo, por salvar un hijo, que ir muriendo lentamente, día a día, minuto tras minuto, por ir formando a ese hijo, o por irte formando a ti mismo.
Ir dejando jirones de la vida en las noches largas sin sueño; en las horas de trabajo agotador, en las tardes solitarias atendiendo las diarias obligaciones.. . eso no será llamativo, pero es más meritorio.
No derramar la sangre en tres minutos, sino ir dejando gota tras gota en cada acción que cumplimos, en cada victoria sobre sí mismo, en cada vencimiento de nuestro carácter o de nuestro temperamento, en la palabra que callamos o en la sonrisa que ofrecemos… eso es morir día a día, eso es ser héroe… desconocido, pero héroe…
“Si alguno se contenta con oír la Palabra, sin ponerla por obra, ése se parece al que contempla su imagen en un espejo; se contempla, pero en yéndose, se olvida de cómo es” (Sant, 1, 23-24).
No basta leer la Palabra del Señor; es preciso que la medites, pues solamente asi la tendrás siempre presente y podrá influir en tu vida; solamente asi harás, de la palabra Vida.
Pues bien, solamente quiero decirte hoy que es mucho más fácil morir en un acto de heroísmo, por salvar un hijo, que ir muriendo lentamente, día a día, minuto tras minuto, por ir formando a ese hijo, o por irte formando a ti mismo.
Ir dejando jirones de la vida en las noches largas sin sueño; en las horas de trabajo agotador, en las tardes solitarias atendiendo las diarias obligaciones.. . eso no será llamativo, pero es más meritorio.
No derramar la sangre en tres minutos, sino ir dejando gota tras gota en cada acción que cumplimos, en cada victoria sobre sí mismo, en cada vencimiento de nuestro carácter o de nuestro temperamento, en la palabra que callamos o en la sonrisa que ofrecemos… eso es morir día a día, eso es ser héroe… desconocido, pero héroe…
“Si alguno se contenta con oír la Palabra, sin ponerla por obra, ése se parece al que contempla su imagen en un espejo; se contempla, pero en yéndose, se olvida de cómo es” (Sant, 1, 23-24).
No basta leer la Palabra del Señor; es preciso que la medites, pues solamente asi la tendrás siempre presente y podrá influir en tu vida; solamente asi harás, de la palabra Vida.
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