Un minuto con Dios

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En tu vida hay cosas que son accidentales o secun­darias y otras que son esenciales y primarias; de las primeras podrás en absoluto prescindir en determina­das circunstancias; de las segundas nunca podrás olvi­darte.

Examina qué es principal para ti y qué es secunda­rio; qué es esencial y qué es accidental, y vivé según tu respuesta.

Pero ten cuidado de.no equivocarte en tus aprecia­ciones; no sea que al equivocarte en tus juicios, te equi­voques en tu vida; hay equivocaciones que no arras­tran mayores consecuencias, mientras que otras produ­cen verdaderas catástrofes.

Hay que jerarquizar las cosas, ponerlas en el lugar que les corresponde en la escala de valores; será desas­troso trastornar esos valores; piensa que el primer lu­gar, por ser el primer valor, le corresponde siempre y únicamente a Dios.

Nada ni nadie hay superior a Dios ni a sus derechos; y dejar de cumplir con El o con ellos, por cumplir con otros, es un desorden que tu conciencia no puede apro­bar.

“Yo Yahvéh, soy un Dios celoso” (Ex, 20, 5).

“Yahveh, vuestro Dios, es el Dios de los dioses, el Señor de los señores, el Dios grande, poderoso y temi­ble que no hace acepción de personas y no admite soborno” (Deut, 10, 17).

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