Confiesa tu pecado, pero apártate de él también
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Los cristianos a veces tenemos los
sentimientos confundidos acerca de nuestros pecados. Tenemos miedo de
ser dañados por nuestros pecados, y queremos ser perdonados siempre por
nuestro Señor Jesucristo. Pero a veces no estamos seguros de querer
librarnos de ellos ya ahora, que debemos hacer. Prov 28; 13
¡Mata la araña!
Un hombre me dijo que tiene un mal hábito que está estorbando su comunión con Dios y que daña su testimonio cristiano.
Dice que ruega que Dios le
perdone por su adicción, pero no lo deja. Me recuerda al hombre del
antiguo relato que a menudo iba al frente de la iglesia y se arrodillaba
ante el altar y oraba: “Señor, quita las telarañas de mi vida”.
Un domingo su pastor, cansado de oír la misma vieja oración, se arrodilló al lado de él y clamó: “¡Señor, mata la araña!”
Si, a veces es necesaria una
acción radical para romper un hábito pecaminoso. Tenemos que hacer más
que pedirle a Dios limpieza cada vez que sucumbimos a la tentación, por
importante que esto sea. También tenemos que pedir a Dios que nos ayude a
tomar los pasos necesarios para mantener las telarañas fuera de
nuestras vidas.
Tenemos que aborrecer nuestros
pecados, confesar nuestra esclavitud al mismo, y decidir terminar con
ellos. Luego tenemos que llenar nuestras mentes con buenos pensamientos y
mantenernos apartados de la gente y de los lugares asociados con
nuestros pecados. Esto es lo que Cristo quería decir cuando dijo: “Si tu
ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo”… Matar la araña impide que
se acumulen las telarañas.
Pensamiento: La admisión del pecado no es suficiente: Es preciso abandonarlo
Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo. (Mateo 5:29)
Después que David hubo censado
al pueblo, le pesó en su corazón; y dijo David al Señor: Yo he pecado
gravemente por haber hecho esto; mas ahora, oh Dios, te ruego que quites
el pecado de tu siervo, porque yo he hecho muy neciamente. 2 Samuel 24:10.
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