Un minuto con Dios
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“La familia es escuela del más rico humanismo. Para que pueda lograr la plenitud de su vida y misión, se requieren un clima de benévola comunicación y unión de propósitos entre los cónyuges y una cuidadosa cooperación de los padres en la educación de los hijos” (GS).
La educación es el gran deber y el obligado quehacer de la comunidad conyugal y el término de la misma fecundidad genética de los padres.
Pero esa educación no puede quedar reducida al ámbito de protección material del hijo, pues eso sería desconocer los verdaderos valores trascendentes del hijo.
“La familia cristiana proclama en voz muy alta tanto las presentes virtudes del reino de Dios, como la esperanza de la vida bienaventurada. De tal manera con su ejemplo y su testimonio arguye al mundo de pecado e ilumina a los que buscan la verdad” (LG, 35).
El que atenta contra la familia, atenta contra el orden establecido por Dios.
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