La vida en ese lugar secreto
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Su alma se eleva hacia Dios como el incienso, dejándose envolver por la nube de Su presencia, que todo lo rodea.
Un cristiano no se esfuerza por
encontrar a Dios del modo como alguien busca un objeto perdido. Basta
con que a cada momento se haga más consciente de lo que ya posee: Su
amorosa presencia.
Un cristiano es un realista que
no teme el sufrimiento, ni el dolor, ni la persecución, porque no tiene
que soportar nada solo. No busca riquezas ni pobreza, pues sabe que
ambos vienen de Dios y ambos pueden estar al servicio de Su gloria y del
bien del Reino.
Tiene un corazón libre- para amar a amigos y enemigos por igual- porque su único objetivo es ser como Su Padre.
Tiene una mente libre porque cree en los misterios de Dios con humilde aceptación y se deleita en su grandeza y variedad.
Su voluntad es libre y su único deseo es unirse a Dios.
Autor. Madre Angelica
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