Pidan y Dios les dará, busquen y encontraran, llamen y Dios les abrirá. Porque todo el que pide recibe, el que busca encuentra, y al que llama, Dios le abre. Mateo 7, 7-8 

Este pasaje nos desconcierta. Es cierto que no solemos dudar que Dios nos escuche cuando le damos gracias y lo alabamos, pero cuando no obtenemos lo que pedimos, nos preguntamos. ¿Por qué no nos escuchó Dios? ¿De qué sirve orar? 

Dios siempre escucha y responde nuestra oración. Si no recibimos lo pedido puede ser porque nos está preparando para algo mejor, que aún desconocemos. Recuerda que Dios puede ver nuestro futuro y presente, por eso Él sabe que es lo mejor para ti.



1. Si hijo/a (Pedimos guiados por el Espíritu Santo, Dios nos concede con agrado nuestras peticiones)
2. Todavía no, (Dios retrasa nuestras peticiones, porque necesitamos crecer y madurar más para recibir esas bendiciones)
3. Tengo algo mejor para vos. (Pedimos de manera incorrecta, cosas que no son de edificación para nuestra vida)

Lo que sí es claro es que cuando más conocemos cual es la voluntad de Dios, nuestras oraciones serán agradables a Dios y recibiremos una mejor respuesta de parte de Él. Recuerda que Dios nunca te pone mayores pruebas de las que tú no puedas soportar.

Piensa en una o dos ocasiones en que hayas orado con insistencia y hayas sentido que Dios no te ha escuchado. ¿Qué luces te da esta reflexión?

Recuerda algo que hayas pedido a Dios y que después le hayas agradecido por no habértelo concedido. Dile lleno de confianza:

Gracias por lo que no me concediste en su momento. Ayúdame a reconocer que siempre me das la oportunidad de crecer, servir y madura en tu amor.
Cuando oramos Dios responde de tres maneras nuestra oración de petición: