¿Dios es de izquierda o de derecha?
10:31
“He aquí lo que se puede llamar una pregunta recreativa. Se podría situar a Dios a la derecha, en la medida en que nos impone mandamientos que no fueron objeto de ninguna deliberación previa, pero se podría también verlo a la izquierda, pues perdona las infracciones, cosa que la derecha tiene siempre mucha dificultad en hacer.
Sería abusivo llamarlo “centrista’, con el pretexto de que, según Pascal, el universo es un círculo cuyo centro está en todas partes y cuya circunferencia en ninguna. Para zanjar esta cuestión, sería necesario que se pudiera establecer una distinción clara entre la izquierda y la derecha.
Ahora bien, desde la muerte de las ideologías, las cuales expiraron bajo nuestros ojos, la diferencia entre los dos partidos no se refiere más que a matices verbales.
Sin embargo, existen siempre “hombres de izquierda” y “hombres de derecha”, los cuales no se parecen en absoluto, incluso cuando llevan adelante la misma política.
Podríamos remontarnos al pecado original, decir que el hombre de izquierda no cree en ello, mientras que el hombre de derecha sí cree, y a tal punto que tiene dificultad para creer en la redención. Resulta más sencillo decir que el hombre de izquierda cree actuar según su corazón, el hombre de derecha según su razón, y que se equivocan ambos.
En cuanto a Dios, es muy difícil imaginarlo cómodo en uno o el otro partido, y uno puede preguntarse si no es él quien inspiró esta máxima decisiva de nuestra Simone Weil, cuyo genio comienza donde termina el de Pascal: “Siempre hay que estar dispuesto para cambiar de campo con la justicia, esa fugitiva del campo de los vencedores”.
Sería abusivo llamarlo “centrista’, con el pretexto de que, según Pascal, el universo es un círculo cuyo centro está en todas partes y cuya circunferencia en ninguna. Para zanjar esta cuestión, sería necesario que se pudiera establecer una distinción clara entre la izquierda y la derecha.
Ahora bien, desde la muerte de las ideologías, las cuales expiraron bajo nuestros ojos, la diferencia entre los dos partidos no se refiere más que a matices verbales.
Sin embargo, existen siempre “hombres de izquierda” y “hombres de derecha”, los cuales no se parecen en absoluto, incluso cuando llevan adelante la misma política.
Podríamos remontarnos al pecado original, decir que el hombre de izquierda no cree en ello, mientras que el hombre de derecha sí cree, y a tal punto que tiene dificultad para creer en la redención. Resulta más sencillo decir que el hombre de izquierda cree actuar según su corazón, el hombre de derecha según su razón, y que se equivocan ambos.
En cuanto a Dios, es muy difícil imaginarlo cómodo en uno o el otro partido, y uno puede preguntarse si no es él quien inspiró esta máxima decisiva de nuestra Simone Weil, cuyo genio comienza donde termina el de Pascal: “Siempre hay que estar dispuesto para cambiar de campo con la justicia, esa fugitiva del campo de los vencedores”.
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