Episodios de orden sobrenatural

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Hemos visto en el capítulo anterior, la participación activa de los ángeles en los sacramentos, y su actuación de una forma notable y mística en rituales y acciones litúrgicas. Esta presencia de los ángeles, como mensajeros de Dios, y su intervención en asuntos terrenales es una constante, en la que la Biblia, con un lenguaje sublime, poético y la mayoría de las veces metafórico, da cuenta de ello narrando con frecuencia extraños episo: dios, muchas veces de difícil comprensión para los creyentes.

Y sin embargo, ahí está el Antiguo Testamento para dar fe de ello, y como una crónica de un pasado remoto, nos remite a una serie de acontecimientos, que como un folklore sagrado, va desvelando episodios de extraordinario interés. Uno llega a sentirse fascinado ante la presencia teogónica de estos mensajeros, llamados ángeles.

En repetidas ocasiones los ángeles intervienen en las prodigiosas páginas del Antiguo Testamento para ayudar a los hombres. Recordemos que un ángel se aparece en el desierto a la esclava Agar, que había huido de su señora Sara, a causa de una discusión, obligándola a que vuelva a su lado. Un ángel, detiene misteriosamente el brazo de Abraham, cuando se dispone a sacrificar a su hijo Isaac, atado sobre el altar del sacrificio.

Dios, en su bondad infinita, envía a un ángel para anunciar a Abraham el nacimiento de Isaac, del mismo modo que enviará a otro ángel para anunciar a Zacarías el nacimiento de Juan el Bautista.

Un arcángel de nombre Gabriel, conversa con la doncella de Nazareth, llamada María, es decir la Virgen, para anunciarle su Encarnación, con una singular salutación: Ave María, llena eres de Gracia, y tiempo más tarde en una fría noche se aparece a unos pastores para anunciar la buena Nueva, del nacimiento del hijo de Dios: Cristo.

De repente, en una espectacular visión, un majestuoso ángel se le aparece a Moisés, en el Horeb, en plena cordillera del Sinaí, “bajo la forma de una llama de fuego que ardía en una zarza”, y le conmina que saque a su pueblo de la esclavitud de Egipto, enseñándole cómo debe hacerlo, para convencer al Faraón.

El Faraón, pondrá todas las dificultades para impedir que los israelitas abandonen Egipto y vuelvan a la tierra de Canaán.

Pero, Dios clemente y juez a la vez, para liberar a su pueblo, envía a un ángel de justicia, el cual, una noche, pasando fugaz como una estrella errante, mata a todos los primogénitos de los hombres y de los animales.

En el Paso del Mar Rojo, la intervención de un ángel es contundente; porque el ángel por el ministerio que ha recibido de Dios, conducirá a los hebreos, separando las aguas, las cerrará, y convertido en columna de fuego durante la noche para iluminar su camino, y de día levantando una espesa niebla los conducirá desde las orillas del Nilo hasta la Tierra Prometida.

Hay otro episodio de la intervención prodigiosa de los ángeles, y se refiere a Lot y su familia que dudan en alejarse de la ciudad de Sodoma, antes que ésta fuera arrasada por la lluvia de fuego, y dos ángeles “los tomaron de la mano a él, a su mujer y a sus dos hijas, porque el Señor quería salvarlos.

Y en esta sucesión de acontecimientos, la Biblia se hace eco de episodios de orden sobrenatural, que por el ministerio de Dios, tienen lugar en la historia del pueblo de Israel. Un ángel, por ejemplo cerrará las fauces de los leones hambrientos, en cuyo foso el rey Darío había hecho arrojar a Daniel. Un poder semejante, demuestran los ángeles, actuando sobre las fuerzas de la naturaleza, cuando liberan a los jóvenes hebreos arrojados por el rey Nabucodonosor, en el horno encendido, por haberse negado a tributar culto idolátrico a la estatua de oro del soberano.

De igual modo, un ángel reconfortó a Josué en las cercanías de Jericó, asegurándole la victoria, igual que, más tarde, un ángel ayudará a Gedeón a emprender la batalla victoriosa contra los Mandianitas. Es también llamativo el papel de los ángeles en la vida de San José. Se le aparecen en sueños, en diversas etapas de su vida, para animarle a tomar como esposa a María de Nazareth, a huir a Egipto para salvar al Niño del odio de Herodes.

Sería interminable narrar todos los episodios y pasajes de la Biblia, donde la constante intervención de los ángeles es extraordinaria. Precisamente por esta razón, junto a los autores inspirados en las Sagradas Escrituras, y con toda la tradición cristiana, la Iglesia ve en los ángeles a los protectores natos, los consejeros y los guías del hombre en su deambular por la tierra.

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