¿Y a Dios, quién lo creó?
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“Se intentaba antes ‘probar’ la existencia de Dios en virtud del encadenamiento de los efectos y las causas. Como es necesario que tal cadena haya tenido un comienzo, se llamaba a éste la ‘causa primera’ que se la asimilaba a Dios.
Pero la razón no se deja detener en tan buen camino. Cuando se le dice que la continuidad de las causas y efectos exige una causa primera o, lo que viene a ser lo mismo, que las cosas creadas requieren un creador, tiene fundadas razones para preguntar cuál es la causa de esta causa, y cómo surgió ese creador.
La pregunta —y son varios los que la hacen— está perfectamente justificada. Como se trata de una cuestión insoluble, se terminó por renunciar al razonamiento que conduce a ella. Esta ‘prueba’ tradicional de la existencia de Dios fue abandonada. Hoy en día se sabe que Dios es indemostrable.
Sin embargo, preguntar “Quién creó a Dios” conduce a hacer de él una criatura como las otras, cosa que por definición no es.
La sucesión de las causas tiene lugar necesariamente en el tiempo. Dios es eterno; en consecuencia, no entra en el encadenamiento observado por la razón en la naturaleza.
La inteligencia, que nos lleva a plantear la existencia de una “causa primera” —sin la cual o bien nada habría comenzado, o bien todo sería sucesivamente causa primera, lo que resultaría contradictorio— no puede aprehender esta “causa primera” en razón misma de la trayectoria natural que la condujo a esta exigencia.
En cuanto a las “pruebas”, tradicionales o no, de la existencia de Dios, son el objeto de la siguiente página de este sitio web.
Pero la razón no se deja detener en tan buen camino. Cuando se le dice que la continuidad de las causas y efectos exige una causa primera o, lo que viene a ser lo mismo, que las cosas creadas requieren un creador, tiene fundadas razones para preguntar cuál es la causa de esta causa, y cómo surgió ese creador.
La pregunta —y son varios los que la hacen— está perfectamente justificada. Como se trata de una cuestión insoluble, se terminó por renunciar al razonamiento que conduce a ella. Esta ‘prueba’ tradicional de la existencia de Dios fue abandonada. Hoy en día se sabe que Dios es indemostrable.
Sin embargo, preguntar “Quién creó a Dios” conduce a hacer de él una criatura como las otras, cosa que por definición no es.
La sucesión de las causas tiene lugar necesariamente en el tiempo. Dios es eterno; en consecuencia, no entra en el encadenamiento observado por la razón en la naturaleza.
La inteligencia, que nos lleva a plantear la existencia de una “causa primera” —sin la cual o bien nada habría comenzado, o bien todo sería sucesivamente causa primera, lo que resultaría contradictorio— no puede aprehender esta “causa primera” en razón misma de la trayectoria natural que la condujo a esta exigencia.
En cuanto a las “pruebas”, tradicionales o no, de la existencia de Dios, son el objeto de la siguiente página de este sitio web.
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