Las Navidades que intentaron imponer los Nazis.

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Durante la Alemania de Hitler, el partido nazi hizo todo lo posible por cambiar la Navidad: eliminar la figura de Jesús, rehacer los villancicos, adornos con formas de los símbolos nazis para el árbol de navidad, moldes de repostería con forma de esvástica, o papel de regalo adornado con símbolos nazis…

Muchos de los cambios introducidos fueron para eliminar la influencia judía. La figura del niño Jesús tenía que ser borrada por haber nacido judío.

Hay quien sostiene que Hitler era cristiano por haber sido bautizado, y que su antisemitismo tenia raíces en sus ideas cristianas, basándose en un pasaje de Mein Kampf en el que escribió: “Cuando me defiendo a mí mismo de los judíos, estoy prestando un servicio al señor”, pero según Dinesh D’Souza, lo que hacía era disfrazarse de cristiano para ganar adeptos utilizando la retórica, ya que, en Mein Kampf, Hitler afirma que sus declaraciones debían entenderse como pura estrategia de propaganda diseñada para seducir a las masas.

Era “rabiosamente antirreligioso”, y esto queda patente en la evolución del régimen nazi. Los nazis dejaron de celebrar la navidad, y las juventudes hitlerianas rezaban una oración para agradecer al Führer, en vez de a Dios, los beneficios recibidos.

Trataron de sustituir el cristianismo, al que consideraban una “secta del judaísmo”, por una “religión germánica”.

Por otro lado, Heinrich Himler, líder de las SS, recogería enseñanzas esotéricas para dotar a su organización de las características que habrían de convertirla en la "Orden de hombres nórdicos" por excelencia. Según narran J. R. Elting y G. H. Stein en su libro “Las SS”: “Himmler instituyó ritos cuya finalidad era ligar de forma segura al iniciado a la orden. (...) Los hombres de las SS se casaban y bautizaban a sus hijos en ceremonias destinadas a suplantar los sacramentos cristianos, un enfoque que Himmler aplicó también a las festividades religiosas, reemplazándolas con festivales paganos”. Asimismo, y para las SS, retomó de la GO (Germanenorden, logia ocultista) la costumbre de celebrar las ceremonias importantes durante los solsticios: “Himmler presentó una lista de festividades aprobadas, basada en precedentes paganos y políticos y destinada a apartar a los miembros de las SS de su dependencia de las festividades cristianas. La lista incluía el solsticio de verano (...) El clímax del esquema anual de Himmler era el solsticio de invierno, correspondiente a las festividades de Navidad, acontecimiento en el que los miembros de las SS se reunían y celebraban banquetes a la luz de las velas y alrededor de rugientes fogatas que evocaban los ritos tribales germanos”, explican los historiadores.

Trasformaron la navidad cristiana en una “Navidad alemana”, “Jullefest” o “Fiesta del solsticio de invierno”.

Bajo la supervisión de Alfred Rosenberg y Heinrich Himmler, se reescribieron los villancicos. Por ejemplo, el villancico “For unto us a child is born” (para nosotros ha nacido un niño), se cambió por “Unto us a time has come” (a nosotros ha llegado un nuevo momento), con una letra que alude a los paseos por la nieve en invierno, eliminando todas las referencias religiosas. Lo mismo ocurrió con los villancicos que aludían a la Virgen o las canciones de cuna que invocaban al niño Jesús. El niño Jesús en el pesebre se sustituyó por un “cuento del niñito en la cuna dorada”.


Introdujeron el “Julleuchter” (Candelabro de Yule), un candelabro de arcilla decorado con runas germánicas, que Heinrich Himmler ordenó producir entre 1.935 y 1.945 a los presos de algunos campos de concentración como Dachau o Neuengamme, como regalo de navidad para los SS.

La corona de adviento, que en Alemania simboliza los 4 domingos de adviento, pasó a simbolizar las 4 estaciones. En lugar de la corona de ramas de abeto que sirve de estructura a las 4 velas, se impusieron formas alternativas como la rueda de sol o una peana con forma de cruz gamada.

El árbol de navidad estaba demasiado arraigado en la cultura popular alemana, por lo que en lugar de prohibirlo, los nazis se esforzaron en cambiar su significado. Según un escrito de Friedich Rehm, en 1.937: “El símbolo sin el cual no nos podemos imaginar una fiesta alemana de Navidad es, sin duda, el árbol. El pino o abeto siempre verde, decorado con velas, manzanas o nueces, se ha convertido en la esencia de nuestras costumbres navideñas. Para nosotros resulta tan inimaginable que la fiesta de Navidad tenga un profundo contenido relacionado con una religión surgida en el Oriente como que un abeto alemán pueda tener algo que ver con el pesebre en el portal de Belén”.


Las estrellas, ángeles y bolas del árbol estaban mal vistas, con lo que se comenzaron a producir bolas con cruces gamadas, la rueda de sol semejante a la esvástica, etc…

En lugar de un nacimiento a los pies del árbol, se introdujo un “jardín de navidad”.

Un símbolo particularmente problemático para ellos fue la estrella que decora los árboles de navidad, porque o era una estrella de 6 puntas, símbolo de los judíos, o una de 5 puntas, que representaba la Unión Soviética.

Trataron de convencer a las amas de casa para que hornearan las galletas de navidad con la forma de la rueda de sol.

Intentaron sustituir la figura de San Nicolás por la de Odín, el dios nórdico.

A pesar de todo, los hábitos de la población no fueron tan fáciles de cambiar. Mucha gente continuó con las tradiciones que tenían.

En Colonia (Alemania) se celebra una exposición, en el EL-DE Haus, hasta el 17 de enero, donde se muestra una colección de fotografías, dibujos y elementos navideños del Tercer Reich.

For unto us a child is born:







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