Cristianos birmanos caminan por fe en medio de persecución
0:05Tragedias como el terrremoto en Haití muchas veces terminan trayendo avivamiento espiritual. En el año 2008 la nación asiática de Birmania sufrió el embate de un ciclón que dejó miles de fallecidos. Dos años más tarde los misioneros dicen que muchos han aceptado a Cristo desde entonces… y los niños han dado el ejemplo.
Los huérfanos de la tribu Karen levantan sus manos y sus voces, unidos en alabanza a Dios. Estos niños son cristianos refugiados, perseguidos por militares birmaneses hasta la vecina Tailandia.
Patrick Klein es presidente de Visión más allá de las fronteras. El ha trabajado en Birmana por 17 años. La pasada navidad él y su equipo entraron en la selva en la frontera de Tailandia y Birmania entregando biblias, útiles médicos y ayuda a huérfanos y otros refugiados.
“Estos niños aman al Señor. En medio de muerte y destrucción, Jesús es muy real para ellos y para todos los refugiados que están llegando a Tailandia”, comenta Klein.
Wes Flint, un miembro del equipo, fue conmovido por la forma en que los niños perdonaban a sus perseguidores: "Su fidelidad y su compromiso con Jesucristo, me están enseñando a mi, que no debo guardar rencor ni animosidad hacia los que me persiguen”.
Klein dice que escuchar las historias de estos niños es conmovedor. Un niñito dijo que su madre enferma fue violada delante de él y luego asesinada por soldados birmaneses que también mataron a su padre, disparándole y prendiéndole fuego.
Abuso de derechos humanos
Atrocidades cometidas por el régimen militar están bien documentadas. CBN News ha reportado esas historias por casi dos décadas.
Según “Humans Right Watch”, el abuso a los derechos humanos en Birmania empeoró tras la devastación del ciclón nargis en mayo de 2008. Eso incluye un aumento en el número de prisioneros políticos, que alcanzó los dos mil cien en el mismo año.
Los civiles también son blanco, especialmente las etnias minoritarias como los Karen. Al este del estado Karen, los abusos incluye trabajo forzado, violencia sexual contra mujeres y niñas, homicidios, tortura y confiscación de tierras.
Un 40 por ciento de los karen son cristianos.
“Es como si los militares birmaneses están decididos a eliminar a todos los que se oponen a ellos y especialmente a los cristianos. Veo más oposición del gobierno al Evangelio, pero también veo más receptividad al Evangelio entre la gente” dice Klein.
Ese interés aumentó desde Nargis – especialmente la región del Delta, que sufrió el impacto directo del ciclón. En una de las iglesias no-registradas de Birmania, los cristianos que están reunidos adentro solo han estado en este local por menos de un año, desde poco después del ciclón Nargis.
Muchos son budistas, que buscan más conocimiento del cristianismo y de Jesús.
Un evangelista cuya identidad se protege, Ha plantado muchas iglesias en Birmania, y varias desde el ciclón. El dice que no será desviado por un gobierno que trata de limpiar al país de la influencia cristiana: “Tratan de convertirlo en un país budista. Por más que nos presionan, ganamos más. Cuando hablamos de Jesús, mucha gente viene”.
Cultos conflictivos
Los cultos en iglesias traen dificultades para los nuevos convertidos. Cuando los descubre, el gobierno cierra las iglesias no oficiales.
Los cristianos dicen que hay pocos lugares para reunirse porque el régimen no permite la construcción de nuevas iglesias desde 1965. Por eso muchos cristianos están obligados a reunirse secretamente en hogares.
Este pastor también pidió que ocultaramos su identidad. Su iglesia fue cerrada hace poco por el gobierno: “Nos fortalece en nuestra fe. Cuando tenemos libertad, no la valoramos, pero cuando reprimen la iglesia, sabemos valorar la libertad. Siempre oramos por los policías que vienen a cerrar las iglesias y les amamos’”.
Klein dice que él y su equipo seguirán buscando formas de llevar biblias, ropa y otra ayuda a los birmaneses: “Quiero hacer todo lo que pueda para mostrarles que no están solos, que el Dios en el cielo oye su clamor y los quiere ayudar”.
Flint agrega que su desafío a la iglesia es que oren, que Dios les mande un héroe que intervenga y llegue a hacer la diferencia.
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