31 Dias con Jesus - 13 avo dia
8:40¿Actúas como cristiano o eres cristiano?
Descubre por qué Jesús reprendía constantemente a los religiosos
Lectura: Mateo 12:1-50
En aquellos días, Jesús y sus discípulos salieron a caminar por los sembrados. Era el día de reposo. Cuando los discípulos sintieron hambre, se pusieron a arrancar espigas de trigo y a comérselas. Algunos fariseos que los vieron protestaron inmediatamente: ¡Tus discípulos están quebrantando la ley! ¡Están recogiendo granos en el día de reposo!
Pero Jesús les dijo: ¿No han leído lo que el rey David hizo cuando él y los que lo acompañaban tuvieron hambre? Pues entraron al templo y se comieron los panes de la proposición, panes sagrados que sólo los sacerdotes podían comer. ¿No han leído en la ley de Moisés cómo los sacerdotes que sirven en el templo tienen que trabajar el día de reposo y no por ello cometen pecado? Pues les digo que el que ahora está aquí es mayor que el templo. Y si comprendieran lo que quieren decir las Escrituras con “Misericordia quiero, no sacrificio”, no condenarían a quienes no son culpables. Porque yo, el Hijo del hombre, soy Señor del día de reposo”.
De allí se fue a la sinagoga del pueblo. Como había allí un hombre con una mano paralizada, los fariseos le preguntaron a Jesús: ¿Es legal sanar en el día de reposo? Los fariseos buscaban una razón para acusarlo. Jesús les respondió: Si en el día de reposo a alguno de ustedes se le cae una oveja en un pozo, ¿la sacará? ¡Por supuesto que sí! Bueno, díganme, ¿no vale mucho más una persona que una oveja? Por lo tanto, no hay nada malo en que uno haga el bien en el día de reposo.
Entonces le dijo al hombre: Extiende la mano. Y al extenderla le quedó tan normal como la otra. Cuando los fariseos salieron de la sinagoga, se reunieron para planear como matarían a Jesús. Pero Jesús, que lo sabía, se alejó de allí seguido por mucha gente. Y él sanaba a todos los enfermo, pero les encargaba rigurosamente que no se lo contaran a nadie. Con esto se cumplió la profecía de Isaías que anunció:
Aquí tienen a mi siervo, mi escogido, mi amado, en quien mi alma se deleita. Pondré mi Espíritu sobre é, y anunciará justicia a las naciones. No protestará, ni gritará, ni alzará su voz en las calles; no romperá la caña que ya está quebrada, ni acabará de apagar el pabilo humeante, hasta que haga triunfar la justicia. Y las naciones pondrán en él sus esperanzas.
Entonces le presentaron a un endemoniado, ciego y mudo. Jesús lo sanó y el hombre pudo ver y hablar. La gente estaba maravillada. Exclamaban: ¡Quizás Jesús es el Hijo de David! Al oír tales exclamaciones, los fariseos dijeron: “Al contrario, este hombre expulsa demonios en el nombre de Belcebú, príncipe de los demonios”.
Jesús, que sabía lo que estaban pensando, les dijo: Un reino dividido acaba por destruirse. Una ciudad o una familia divididas no pueden durar. Si Satanás echa fuera a Satanás, pelea consigo mismo y acabará destruyendo su propio reino. Y si, como dicen, yo echo fuera demonios invocando el poder de Belcebú, ¿invocando qué poder los echan fuera los seguidores de ustedes? Por tanto, ellos serán quienes los juzguen a ustedes. Ahora bien, si yo echo fuera los demonios por el poder del Espíritu de Dios, el reino de Dios ha llegado a ustedes. ¿Cómo podrá alguien entrar en la casa de un hombre fuerte y robarle sus bienes, si primero no lo ata? Sólo así podrá robarle. El que no está a mi favor, está en contra de mí. Y el que no recoge conmigo, desparrama. Cualquier blasfemia o cualquier otro pecado le será perdonado a la gente; pero el que ofenda al Espíritu Santo no tendrá perdón. Cualquiera que hable mal del Hijo del hombre, será perdonado; pero el que hable mal contra el Espíritu Santo no será perdonado ni en este mundo ni en el venidero. Uno conoce un árbol por sus frutos. Cultiven un árbol bueno y su fruto será bueno o cultiven un árbol malo y su fruto será malo. ¡Crías de víboras! ¿Cómo van a hablar de lo bueno si son malos? ¡La boca expresa lo que hay en el corazón! El habla de un hombre bueno revela la bondad de su corazón. El corazón del malo está lleno de maldad, y ésta se refleja en sus palabras. Les aseguro que en el día del juicio van a dar cuenta de las cosas que digan descuidadamente. Lo que una persona diga ahora determina lo que le espera: o será justificada por sus palabras ¡o por ellas será condenada!
Algunos maestros de la ley y fariseos se acercaron a Jesús para pedirle que realizara alguna señal milagrosa. Pero Jesús les respondió: Esta nación perversa e infiel pide una señal milagrosa; pero no se le dará ninguna más, excepto la señal del profeta Jonás. Porque de la misma manera que Jonás estuvo en las entrañas de un gran pez tres días y tres noches, yo, el Hijo del hombre, pasaré tres días y tres noches en las entrañas de la tierra. En el día del juicio, los hombres de Nínive se levantarán y condenarán a esta gente. Porque cuando Jonás les predicó, aquellos se arrepintieron de sus pecados. Y ustedes tienen aquí a uno que es superior a Jonás. En el día del juicio, la reina del Sur se levantará contra esta nación y la condenará, porque vino desde los confines de la tierra a escuchar la sabiduría de Salomón. Y ustedes tienen aquí a uno que es superior a Salomón. Cuando un espíritu malo sale de una persona, se va a lugares solitarios en busca de reposo. Al no hallarlo, el espíritu se dice: “Es mejor que regrese a la casa de donde salí”. Al regresar, la encuentra desocupada, barrida y arreglada. Entonces el espíritu va y busca siete espíritus peores que él y juntos habitan en aquella casa. ¡Y resultó que lo último fue peor que lo primero! Así le sucederá a esta nación perversa.
Mientras Jesús hablaba a la gente, su madre y sus hermanos, que deseaban hablar con él, se tuvieron que quedar fuera. Cuando alguien le avisó a Jesús que su familia estaba fuera y quería hablarle, él preguntó: ¿Quién es mi madre?, ¿quiénes son mis hermanos? Y señalando a sus discípulos, dijo: Aquí tienen a mi madre y a mis hermanos. ¡El que obedece a mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre!
Reflexión
En esta ocasión hemos leído como Dios hecho carne estaba justo enfrente de los líderes religiosos, y ellos no lo reconocieron. Jesús es un misterio para ellos. Los fariseos han pasado tanto tiempo creciendo y aprendiendo y por años estudiando acerca de los rituales religiosos que de hecho olvidaron cómo actúa Dios. Resulta un poco cómico, pero a la vez muy triste. Jesús estaba diciendo que Él y Dios son el mismo cuando les dijo que Él era Señor del Sábado, y los "religiosos" cerrados en querer ver sólo el error en el acto realizado que no se dieron cuenta de la revelación que Dios les estaba dando.
Hoy hemos leído como los Fariseos trataban de atrapar a Jesús para "probar" que Él no era Hijo de Dios, y aunque cada respuesta dada por Jesús los confrontaba, tanto en su manera de pensar como en su manera de actuar; ellos no se pusieron a pensar en lo que estaba pasando y siguieron con su juego de religión.
Más adelante también leímos como Jesús hace un gran reto: Para seguirle a Él, o es todo o nada. ¡Vaya reto! Y Jesús recordó a sus seguidores que ésta decisión comienza en el corazón. Y constantemente Jesús les mostraba que Él sabía lo que pasaba en sus corazones en la forma en que les hablaba. Y es que el religioso tiene buenas acciones, pero éstas significan nada si en sus corazones no están las razones correctas.
Ahora, el punto es que nosotros no queremos ser religiosos, sino seguir a Jesús. Así que vamos a examinar nuestras vidas con tres simples preguntas:
- ¿En qué área de tu corazón necesitarás que Dios te haga cirugía?
- ¿Qué hay en tu corazón? Es decir, ¿qué es lo que tus palabras dicen acerca de lo que hay en tu corazón? (Recuerda que de la abundancia del corazón habla la boca)
- Si nunca has tomado la decisión de seguir a Cristo firmemente y te has mantenido neutral hasta hoy, ¿qué crees que necesitas hacer?
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