Esclavos de las posesiones
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Las personas suelen poner en su escala de valores el dinero. No tengo nada contra él ni le desmerito su valor, el gran problema viene al ponerlo como la única valoración al momento de diferenciarnos, de interactuar, de generar las escalas de valores sociales y familiares. Hemos perdido mucho y no hemos ganado nada al ponerlo como el dios moderno, todo lo maneja él, las personas valen por él; en fin, dejamos de ser humanos y terminamos siendo una caricatura de sus dominios, de los multimillonarios, los grandes empresarios, estrellas del cine, cantantes famosos, diseñadores de alta costura, modelos famosas, las grandes corporaciones, los magnates; y todo aquel que lo posea se convierte en nuestro ícono de triunfo, de poder, de aspiraciones, de deseos, como si esa fuera la única hazaña por conseguir.
Cuando dejamos nuestro pequeño ejercicio metafísico y regresamos a nuestra realidad nos encontramos con una bien diferente: un mundo en crisis, con recursos limitados y necesidades infinitas, con dinero que nos sirve para satisfacer nuestras necesidades y con muy poco para satisfacer nuestros deseos de ser lo que soñábamos anteriormente, de nuevo el dinero ha sido el criterio para medir nuestro éxito, nuestro lugar en un mundo materialista, y entendemos que estamos lejos de ser esa estrella de hip hop que sale enseñando sus pesadas cadenas de oro, en una mansión grandísima llena de mujeres en un harén personal. Somos muchas veces lo contrario a lo que aspiramos y no hay nada de malo en aspirar, solo que el problema surge al no bajar nuestros pies de esa nube soñadora y continuamos pretendiendo ser algo que no somos.
Si dejas que el dinero se convierta en el juez de tu vida estaremos ante una persona a todas luces con “poca profundidad”. El dinero es importante, de hecho, es una realidad que tenemos que enfrentar siempre, sin él no podemos operar con el mínimo de normalidad, pagamos todos nuestros servicios básicos y nuestros placeres. El problema estriba en depender de él para ser felices, para “juzgar” la valía ajena, para definir a alguien, para reducirlo a la cantidad de dinero que “genera” y ponerlo en una escala de valor por ello.
El dinero ha sido un obstáculo en las relaciones de muchas personas, muchos se fueron a perseguirlo como la quimera deseada, otros se dedicaron a idolatrarlo y ponerlo en un pedestal; algunos hemos perdido relaciones valiosas porque otros no han sabido apreciar el valor real de una persona. Si no analizas, éste terminará siendo tu “criterio” al momento de interactuar con otras personas. No lo permitas, valemos por lo que somos, somos un alma, y algunos no nacemos con la capacidad de generar dinero como otros y no por ello valemos menos. No juzgues a nadie por su capacidad de producir dinero, piensa en lo que como persona te ha enseñado, te ha potenciado. ¡Aprendamos a valorarnos independiente del señor Don Dinero!
Ezequiel Méndez
Si dejas que el dinero se convierta en el juez de tu vida estaremos ante una persona a todas luces con “poca profundidad”. El dinero es importante, de hecho, es una realidad que tenemos que enfrentar siempre, sin él no podemos operar con el mínimo de normalidad, pagamos todos nuestros servicios básicos y nuestros placeres. El problema estriba en depender de él para ser felices, para “juzgar” la valía ajena, para definir a alguien, para reducirlo a la cantidad de dinero que “genera” y ponerlo en una escala de valor por ello.
El dinero ha sido un obstáculo en las relaciones de muchas personas, muchos se fueron a perseguirlo como la quimera deseada, otros se dedicaron a idolatrarlo y ponerlo en un pedestal; algunos hemos perdido relaciones valiosas porque otros no han sabido apreciar el valor real de una persona. Si no analizas, éste terminará siendo tu “criterio” al momento de interactuar con otras personas. No lo permitas, valemos por lo que somos, somos un alma, y algunos no nacemos con la capacidad de generar dinero como otros y no por ello valemos menos. No juzgues a nadie por su capacidad de producir dinero, piensa en lo que como persona te ha enseñado, te ha potenciado. ¡Aprendamos a valorarnos independiente del señor Don Dinero!
Ezequiel Méndez
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