¿Ha descubierto usted al Señor?

7:46

“Estaba teniendo terribles problemas familiares, los cuales me tenían sumamente angustiada”, - me contó Inés, “alguien me recomendó pedir ayuda a un sacerdote a quien no conocía. La intervención de ese sacerdote fue mi salvación.
Nunca había conocido a alguien tan bondadoso y tan sabio. Allí descubrí a Jesús actuando a mi favor”.
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“Lo que me sucedió a mí, supongo que le habrá pasado a mucha gente”, me dijo por su parte Antonio.
“Me encontraba por casualidad solo en una capilla, cuando tuve la fuerte sensación de que había alguien más allí. Fue algo extraño, realmente, porque después de unos minutos, por fin descubrí dónde estaba esa persona: estaba en esa cajita que llaman sagrario.
Desde entonces, cada vez que entro a un templo, busco con la vista el sagrario, y sé que desde allí Alguien está también mirándome.” .
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He relatado lo sucedido a dos personas, según sus propias palabras. Hay un caso más. Me lo contó, precisamente anoche, una dama a quien quiero y respeto mucho.
Hélo aquí: “Me sentí menospreciada, incomprendida, y hasta insultada. Y entonces hice algo inusitado en mí.
En vez de reclamar mis derechos, callé. Yo misma noté que estaba mirando a la persona que me había ofendido con una mirada llena de comprensión y afecto”.
Tan extraña debió ser esa mirada que esa misma noche esa persona me llamó para pedirme excusas.
Lo que hice fue algo realmente extraordinario en mí. No suelo reaccionar en esa forma... Entonces encontré al Señor donde nunca lo había buscado: Dentro de mí” .
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Pasemos ahora al evangelio de este domingo (Mateo 16, 13-19). En él aparece Pedro descubriendo al Señor. En aquellos días el Señor estaba escondido bajo las apariencias de un hombre pobre, hijo de un carpintero.
Era a ese simple hombre a quien Pedro había visto hasta ese día. El evangelio de hoy narra el momento en que Pedro descubrió que ese hombre era el Mesías, el Hijo de Dios... el Señor.
Parece que al Señor le gusta jugar al escondido. Al igual que esconde su mensaje en parábolas, de modo que haya que hacer un esfuerzo para entender lo que significan, así se esconde él mismo, de modo que haya que hacer un esfuerzo para descubrirlo.
El Señor estaba vivo entre los hombres en la época de Pedro, y hoy también. ¿Lo ha descubierto usted en algún sitio... en alguna persona...?
La pregunta de hoy
¿DÓNDE ESTARÁ OCULTO EL SEÑOR HOY? ¿DÓNDE PODEMOS DESCUBRIRLO USTED Y YO? Inés y Antonio nos han dado pistas: en los pobres como lo fue Él mismo, en los entregados como el sacerdote, y en el sagrario.
Y también creo que la señora del cuarto relato nos dio la idea de descubrirlo en el lugar donde menos personas lo buscan: dentro de sí mismas.
Descubrir al Señor es una revelación personal e íntima. Si a usted le interesa recibirla, pídala... y luego esté atento.
Puedo asegurarle que percibir al Señor presente en su vida es una experiencia ilusionante, inolvidable y transformante.
Quien no la ha tenido, estará actuando por costumbre, o repitiendo frases aprendidas de memoria.
Quien la ha tenido, comprende esta frase: “El Señor está cerca, no se agustien por nada”. (Filipenses 4,6) Email:igdubus@hotmail.com
Luis García Dubus

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