Serafines, Querubines, Tronos
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Pero detrás de esta clasificación y estas sublimes jerarquías
hay toda una simbología de fascinantes alegorías. Así los ángeles de
la primera jerarquía son los confidentes inmediatos de los secretos del
gobierno, "los asistentes de Dios", sus familiares sobre los cuales Él
descansa; son todos como sus "tronos".
Los Serafines están en relación más inmediata que los demás espíritus con el Gran Espíritu del Amor; es el gran brasero que arde de amor; fuego y pura ignición ante la esencia divina, son la imagen de la bondad, del bien, simbólicamente podemos decir que con el viento cósmico de sus alas inmensas extienden el bien sobre toda la Creación.
Los Querubines, los más simpáticos de la tríada constituyen cada uno, la cúspide de la ciencia, y se distinguen por una eminente plenitud de la ciencia, son en una palabra "los arquitectos del cosmos", pues nada escapa a su inteligencia.
En esta sublime clasificación, los Tronos tienen un papel destacado, su nombre indica que están por encima de toda contaminación terrena; más allá de las cosas mundanas, por su calidad de ser considerados "los Altísimos", son portadores de la esencia del Dios Vivo, y reciben teológicamente el nombre de "portadores de la justicia divina".
De esplendorosa belleza, su cualidad esencial es la bondad y la verdad perenne. Con ellos se cierra la tríada de la primera jerarquía. Es decir el primer ciclo de los espíritus puros celestes. Siempre están ante la presencia divina.
Los Serafines están en relación más inmediata que los demás espíritus con el Gran Espíritu del Amor; es el gran brasero que arde de amor; fuego y pura ignición ante la esencia divina, son la imagen de la bondad, del bien, simbólicamente podemos decir que con el viento cósmico de sus alas inmensas extienden el bien sobre toda la Creación.
Los Querubines, los más simpáticos de la tríada constituyen cada uno, la cúspide de la ciencia, y se distinguen por una eminente plenitud de la ciencia, son en una palabra "los arquitectos del cosmos", pues nada escapa a su inteligencia.
En esta sublime clasificación, los Tronos tienen un papel destacado, su nombre indica que están por encima de toda contaminación terrena; más allá de las cosas mundanas, por su calidad de ser considerados "los Altísimos", son portadores de la esencia del Dios Vivo, y reciben teológicamente el nombre de "portadores de la justicia divina".
De esplendorosa belleza, su cualidad esencial es la bondad y la verdad perenne. Con ellos se cierra la tríada de la primera jerarquía. Es decir el primer ciclo de los espíritus puros celestes. Siempre están ante la presencia divina.
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