El propósito de Dios para la mujer dentro de la familia

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En estos días tan particulares, donde las filosofías de la liberación de la mujer, han influenciado aún a las cristianas, pareciera que tocar el tema de la mujer y el hogar, es meternos en un tema de controversia. No han faltado aquellos que atribuyeron a la Palabra un mero reflejo de su cultura reinante en aquellos días, le han restado autoridad a la Palabra en el día de hoy.

El apóstol Pablo escribió, inspirado por el Espíritu Santo y cuando él argumenta sobre la posición de la mujer, no le hace normativas solamente culturales, sino apoyado en las escrituras, desde Génesis hasta sus días. Veamos este tema.


Lo que la palabra de Dios NO quiere decir

  • El apóstol Pablo NO estaba enseñando que una mujer no podía ser activa fuera del hogar, por ejemplo: como profesional. Proverbios 31:10-31 nos presenta a la Mujer virtuosa involucrada en las tareas que trascienden la esfera del hogar.

  • El apóstol Pablo NO estaba enseñando que una mujer debe hacer todo el trabajo por sí misma. Ningún esposo que ama a su esposa con sincera entrega puede dejar de colaborar con ella y apoyarle en las pesadas tareas de la casa, argumentando que es responsabilidad de ella. Vemos el modelo en estos pasajes: (Filipenses 2:5-8; 1 Pedro 3:7).
    Si el esposo puede, deberá proveer de una ayuda extra a la mujer mediante una empleada. (Ella deberá administrar su tiempo).

  • El apóstol Pablo NO estaba enseñando que la mujer es como un ciudadano de segunda categoría. A los ojos de Dios la posición espiritual de hombres y mujeres es exactamente la misma (Gálatas 3:28). Debemos comprender que Dios ha establecido diferencias en cuanto a los roles de uno y otro y que ser una buena ama de casa, para Dios no es menos importante que ser un buen ejecutivo. ¡Cuidado con los complejos de inferioridad!
    La visión impropia de sí misma y de su labor, la enseñanza incorrecta de la verdad bíblica o el haber sufrido abusos o agravios denigrantes de algún hombre, puede llevar a la mujer a sentirse inferior. Esto responde al deseo del maligno de hacerla sentir bajo la maldición de Eva; como mujeres de Dios no podemos permitirlo.


Lo que la palabra de Dios quiere decir

“Debemos poner en orden nuestras prioridades”.
Cuando el apóstol declara que la mujer se salvará engendrando hijos si permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia

(1 Timoteo 2:11-15); más allá de toda especulación teológica, sacamos en claro que Dios ha establecido que una mujer puede encontrar la realización más grande de su vida criando y cuidando una familia para el Señor. Resistir este proceso, es obrar contra el principio divino.

Aunque Dios permita a la mujer casada una gran libertad de acción, la prioridad seguirá siendo cuidar con alegría las necesidades de sus hijos, de su esposo y de su hogar.

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