Un minuto con Dios
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No todos los días son iguales, ¿verdad?
Pues bien, tú que corres, no te agites; tú que vives, no te angusties; tú que dudas, no vaciles.
Si corres, no te precipites; si vives, no te desorientes; si estás angustiado, no te oprimas.
Será preciso correr, vivir, angustiarse; la vida es todo eso; pero en todo momento habrá que tener presente la moderación en todo; para todos es la regla de oro que debe regir nuestros actos.
Cristo dijo que El es el Camino, la Verdad y la Vida.
Si vas por ese Camino, no te extraviarás; si aceptas y vives esa Verdad, no caerás en el error; si penetras en esa Vida, te alejarás de la muerte.
El dijo también que es la Luz del mundo; no te alejes de El y caminarás seguro, bañado por su luz.
“Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida” (Jn, 8, 12).
“Tened en medio de los gentiles una conducta ejemplar, a fin de que, en lo mismo que os calumnian como malhechores, a la vista de vuestras buenas obras den gloria a Dios en el día de la Visita” (I Pe, 2, 12).
Pues bien, tú que corres, no te agites; tú que vives, no te angusties; tú que dudas, no vaciles.
Si corres, no te precipites; si vives, no te desorientes; si estás angustiado, no te oprimas.
Será preciso correr, vivir, angustiarse; la vida es todo eso; pero en todo momento habrá que tener presente la moderación en todo; para todos es la regla de oro que debe regir nuestros actos.
Cristo dijo que El es el Camino, la Verdad y la Vida.
Si vas por ese Camino, no te extraviarás; si aceptas y vives esa Verdad, no caerás en el error; si penetras en esa Vida, te alejarás de la muerte.
El dijo también que es la Luz del mundo; no te alejes de El y caminarás seguro, bañado por su luz.
“Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida” (Jn, 8, 12).
“Tened en medio de los gentiles una conducta ejemplar, a fin de que, en lo mismo que os calumnian como malhechores, a la vista de vuestras buenas obras den gloria a Dios en el día de la Visita” (I Pe, 2, 12).
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