Un minuto con Dios

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La angustia y la desesperación invade a muchos hombres de hoy; fruto de ello es el afán de tanta gente que busca analizarse por el psiquiatra, siendo así que lo que esa gente necesita es su autoanálisis, el ponerse frente a la conciencia y a la propia vida.

Y la angustia viene por no ver en el horizonte una orientación para la vida; y la desesperación se apodera del hombre cuando éste ve que el horizonte se acerca y, sin embargo, no se le vio sentido al camino recorrido hasta él.

En cambio, la paz y la tranquilidad comienzan a invadir al hombre cuando éste se siente ubicado en la vida, cuando conoce con íntima claridad los tres básicos puntos de la vida humana: sabe de dónde viene, adónde va y por dónde debe ir.

Un principio, un origen; un fin o término y un camino por recorrer; cada paso dado en la vida de ese hombre es un acercarse a la luz, al término, que es victoria y felicidad, a la fuente de todo bien, que es Dios.

“Las personas y los grupos sociales están sedientos de una vida plena y de una vida libre, digna del hombre, poniendo a su servicio las inmensas posibilidades que les ofrece el mundo actuar (GS, 9).

Cada uno de los cristianos ha de ser un agente de la consecución de la plenitud de esa vida, sabiendo que el hombre debe aspirar a la Vida de la Gracia.

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