Los Ángeles guardianes

0:00

Innumerable es el número de los ángeles menores, ya que entre ellos se recluían los ángeles guardianes o custodios de los que sin duda hay uno encargado a cada uno de los hombres que existieron, que existen y existirán.

Uno de ellos merece evidentemente un interés especial por nuestra parte, ya que nos ha sido especialmente designado: "nuestro Ángel de la Guarda". Es una creencia totalmente generalizada que Dios ha asignado ángeles para la vigilancia y la ayuda constante de los seres humanos.
Desde los primeros tiempos cristianos, esta convicción era tal que los fieles reunidos en casa de María, madre de Juan Marcos, encontraron natural que el ángel del apóstol Pedro encarcelado les visitara.
En la actualidad, la mayor parte de los fieles, piensa solamente en estos guardianes cuando se habla de ángeles, y las expresiones: "mi ángel de la guarda", "mi ángel custodio", están en boga, pero deberíamos prestar también más atención al mundo angélico, pues es un conjunto de protección constante.

Baudelaire, Péguy, Claudel, han percibido vivamente lo que puede ser la intervención del Ángel de la Guarda. Con "el Rebelde", tiene que acudir a llamadas de orden violentas; con el hombre de gran aventura tiene "astucias maravillosas", para el hombre poesía y oración es como un canto que le estimula:

Un ángel furioso se lanza del cielo como un águila Y coge fuertemente por los cabellos al incrédulo, Y le dice, golpeándole: "Tú conocerás la ley, Pues yo soy tu ángel bueno, óyelo bien, y lo quiero."

Péguy escribe a un amigo: "Tengo un ángel guardián increíble. Es aún más astuto que yo. Estoy guardado. No puedo escapar a su custodia. Tres veces lo he sentido agarrarme, arrancarme a mis deseos, a actos preparados, queridos. ¡Tiene recursos increíbles!".

La ayuda del ángel es constante. No se limita a misiones pasajeras, que cumplen los ángeles en circunstancias determinadas. La creencia común es que cada cual tiene el suyo. Ciertamente un ángel es lo bastante inteligente para ocuparse de varias personas a la vez. No obstante, como está entero en el acto de aplicar su virtud a alguien, no puede en el mismo momento estar para otro.

Habiendo hablado en general de la actividad constante de los ángeles buenos en favor nuestro, no necesitamos extendernos más sobre la actividad de los ángeles custodios. Sin duda alguna tienen hacia sus protegidos las más humildes atenciones.

Si les pedimos servicios, tales como despertarnos más pronto que de costumbre, o encontrar un sitio libre en un tren abarrotado, o en una noche de tormenta "ese alguien" hace que encontremos un paraguas abandonado cerca de nosotros, o esta mano invisible que rauda coge al niño en medio de la calzada a punto de ser atropellado por el autobús, no lo dude, es un Ángel de la Guarda, que está cumpliendo su oficio.

La liturgia de los enfermos nos hace pedir para ellos a sus ángeles que los "guarden, reconforten, protejan, visiten y defiendan". La célebre oración del Ángel de la Guarda, fijada en el siglo XVII, es una condensación de un cuarteto por el que comienza un largo poema de un monje inglés de fines del siglo XI, y que aún está en vigor.
Hela aquí:

Ángel de Dios, que eres mi Custodio, a quien la bondad suprema me ha confiado a ti, en el día de hoy, guárdame, ilumíname, rígeme y gobiérname.

Tambien podria interesarte

0 comentarios

Popular Posts