­

Un minuto con Dios

0:00

Hay quienes corren el riesgo de comprometerse para toda su vida; hay quienes adoptan como norma de su vida el “¡no te metas!” egoísta y estéril.

Una cosa es “meterse” y otra muy distinta el entro­meterse.

Está bien que no te entrometas en la vida de los demás; déjales su libertad personal y reconoce el de­recho que tienen a mandar ellos en su vida.

Pero “métete” con ellos, siempre que eso suponga un bien para ellos; métete, es decir, preocúpate por su bien, por sus problemas, por sus necesidades.

No te aisles dentro de ti mismo, no te cierre en tus propias necesidades y problemas; no limites tu preocupación solamente a ti y a los tuyos.

Convéncete más bien que, de una u otra forma, todos los seres humanos son “los tuyos”.

“Yahvéh dijo a Caín: ¿Dónde está tu hermano Abel? Contestó: No sé. ¿Soy yo acaso el guarda de mi her­mano?” (Gen, 4, 9).

Caín pecó por matar a su her­mano; pero es que ya lo había matado al despreocu­parse de él.

Despreocuparse del hermanó es despre­ocuparse de Dios, que es el Padre de ambos.

Tambien podria interesarte

0 comentarios

Popular Posts