Un minuto con Dios
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Hay quienes corren el riesgo de comprometerse para toda su vida; hay quienes adoptan como norma de su vida el “¡no te metas!” egoísta y estéril.
Una cosa es “meterse” y otra muy distinta el entrometerse.
Está bien que no te entrometas en la vida de los demás; déjales su libertad personal y reconoce el derecho que tienen a mandar ellos en su vida.
Pero “métete” con ellos, siempre que eso suponga un bien para ellos; métete, es decir, preocúpate por su bien, por sus problemas, por sus necesidades.
No te aisles dentro de ti mismo, no te cierre en tus propias necesidades y problemas; no limites tu preocupación solamente a ti y a los tuyos.
Convéncete más bien que, de una u otra forma, todos los seres humanos son “los tuyos”.
“Yahvéh dijo a Caín: ¿Dónde está tu hermano Abel? Contestó: No sé. ¿Soy yo acaso el guarda de mi hermano?” (Gen, 4, 9).
Caín pecó por matar a su hermano; pero es que ya lo había matado al despreocuparse de él.
Despreocuparse del hermanó es despreocuparse de Dios, que es el Padre de ambos.
Una cosa es “meterse” y otra muy distinta el entrometerse.
Está bien que no te entrometas en la vida de los demás; déjales su libertad personal y reconoce el derecho que tienen a mandar ellos en su vida.
Pero “métete” con ellos, siempre que eso suponga un bien para ellos; métete, es decir, preocúpate por su bien, por sus problemas, por sus necesidades.
No te aisles dentro de ti mismo, no te cierre en tus propias necesidades y problemas; no limites tu preocupación solamente a ti y a los tuyos.
Convéncete más bien que, de una u otra forma, todos los seres humanos son “los tuyos”.
“Yahvéh dijo a Caín: ¿Dónde está tu hermano Abel? Contestó: No sé. ¿Soy yo acaso el guarda de mi hermano?” (Gen, 4, 9).
Caín pecó por matar a su hermano; pero es que ya lo había matado al despreocuparse de él.
Despreocuparse del hermanó es despreocuparse de Dios, que es el Padre de ambos.
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