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Un minuto con Dios

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Cuántas veces el origen de tus preocupaciones es que piensas demasiado en lo que te queda por hacer.

Quizá sea mejor que pienses un poquito más en lo que estás haciendo y algo menos en lo que te falta por hacer.

Que vivas con mayor intensidad el momento pre­sente de tu vida y no te angusties tanto por el mo­mento que ha de venir; no sabes ni cómo vendrá, ni cuándo vendrá, ni simplemente si vendrá.

Preocúpate, más bien, porque el momento presente lo vivas en todos sus detalles con toda rectitud.

Todos los detalles no rectos de tu vida, en la muerte, muerte te han de inspirar.

“Los laicos, incluso cuando están ocupados en los cuidados temporales, pueden y deben desplegar una actividad muy valiosa en orden a la evangelización del mundo… Por ello, dedíquense los laicos a un conocimiento más profundo de la verdad revelada y pidan a Dios con instancia el don de la sabiduría” (LG, 35).


    El ánimo es juvenil
    se pisa el respeto humano;
    y es fácil llegar al fin
    tomados de nuestro hermano.

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